Una receta ecofeminista para un mundo mejor
Oriana Brunori: “A hoy me apetece elaborar un plato basado a un ingrediente sencillo, tanto valioso como escaso y necesario a la sociedad de la prisa en que habitamos: la capacidad de dar las gracias”.
Me gustaría disponer del tiempo necesario para cocinar a fuego lento unas líneas dedicadas a la celebración del 8 de marzo, el Día Internacional de las Mujeres, fecha señalada al calendario para recordar y reivindicar la igualdad y la equidad de género en todas las suyas vertientes: la personal, la colectiva, la laboral, la política, la jurídica y económica, la social y la medioambiental, a escala local y global, desde la àmbic público y el privado.
Oriana Brunori leyendo el manifiesto feminista en la manifestación del 8M en Castelló
Desearía dedicar palabras pausadas a la poderosa genealogía de mujeres que nos han precedido y nos han abierto camino- sin las cuales nunca habríamos logrado los derechos que tenemos-, pero desgraciadamente, la sociedad de la inmediatez, de la hiperconnectivitat y de la prisa en que vivimos, convierten el nuestro - mi- cronómetro vital cotidiano en una partitura locamente acelerada.
"La cocina quiere tiempo", afirmaba mi yaya materna, y esa máxima resuena en mi siempre que deseo cocinar textos - y también olleta de garbanzos- con la intención de otorgar un resultado sabroso y dotado de sentido, al mensaje que pretendo transmitir. Tanto vale si este llegará servido en cazuela de barro, en versión de artículo escrito o en formato audiovisual.
El 8 de marzo es un buen día para brindar unas palabras de agradecimiento a todas aquellas compañeras con quienes comparto recetas de vida, de militancia y de formación en esta travesía infinita hacia una sociedad ecofeminista.
A hoy me apetece elaborar un plato basado a un ingrediente sencillo, tanto valioso como escaso y necesario a la sociedad de la prisa en que habitamos: la capacidad de dar las gracias.
Tomáis nota de la receta?
Necesitaremos:
- Un puñado de gracias a todas las que nos habéis brindado vuestras curas, imprescindibles para hacer girar el mundo.
- Una cucharada de gracias a las que habéis ejercido y ejercéis como maestras, dentro y fuera de las aulas.
- Un vasito de gracias a aquellas que habéis luchado para desmontar las injustas estructuras sobre las cuales se sustenta el patriarcado.
- Un rayo de aceite de Gracias a las labradoras, ganaderas y productoras de alimentos que sostenéis la posibilidad de nutrirnos con alimentos de proximidad cinco veces en el día.
- Un kilo de gracias a las trabajadoras del hogar y de las curas.
- Un fardo de gracias a las profesionales de la salud física y mental.
- Una tasa de gracias a las investigadoras que hacéis avanzar el progreso científico y tecnológico.
- Un buen pellizco de gracias a las activistas que ponéis en marcha los motores del cambio para construir un mundo más pacifista y sostenible.
- Un palmo de gracias a las preservadoras y conservadoras de los bienes naturales y culturales.
- Una contundente pincelada de gracias a las artistas, divulgadoras, informadoras, comunicadoras, por vuestra contribución a la construcción de nuevos paradigmas.
- Una sincera porción de gracias a las amigas y compañeras, fuente de rescoldo para compartir risas, desazones, sueños, retos, recetas y sanadores abrazos.
- Y sobre todo, infinitas gracias a todas las madres, abuelas y bisabuelas. A todas nuestras antepasadas que además de estimarnos, nos abrieron los atajos de los caminos feministas.
En palabras de la filósofa Ana de Miguel "Gràcies para otorgarnos las alas mágicas que nos convierten en las poderosas Ícares del siglo XXI". Gracias para transmitirnos vuestras recetas de luchas y empoderament. Sin vosotros, no seríamos ni estaríamos donde somos.
Manifestación del 8M ayer en Castelló
El proceso de elaboración de la receta es muy sencillo: solo habrá que aportar tiempo de escucha activa, capacidad de desmontar la estructura de sistema patriarcal, batir agitadamente el coro de una sociedad anticapitalista y ecologista y hornear el resultado final.
El plato resultante es sabroso, crujiente y muy esperanzador para todas y todos.
Por un presente y un futuro feminista.
Feliz 8 de Marzo.