Una mirada violeta para un futuro más verde
La imprescindible aportación de las mujeres al desarrollo sostenible, en pasado y en presente.
Mi yaya acostumbraba a hablarme de las tareas del campo, usando un fascinante léxico agrícola que desgraciadamente, a estas alturas podría catalogarse “en peligro de extinción”, así como también lo están muchas de las semillas de variedades locales que solía describir con detalle. Desde las "fesols carics" hasta los guisos, pasando por las "borraines o els cardets de penca", sus recetas atesoraban un legado que para mis coetáneos, más familiarizados con el sushi que con la harina, puede resultar, incluso, curiosamente exótico.
Ella, conocida en Vilafamés como Rosa “la Borrassa”,era una mujer rural, perteneciendo a esa generación que raramente tenía acceso a estudios superiores, porque a los tiempos del hambre había que ganarse las algarrobas cosechando moscatel o rogándole al bancal de secano que fuera generoso con la marcona. Desprovista de ningún título sellado por el Ministerio, mí "uela" materna estaba dotada de una poderosa intuición y capacidad de observación, además de disponer de unas manos mágicas, capaces de hacer rebrotar cualquier especie vegetal y devolverla en su estado de gracia.
Oriana Brunori y su "uela" Rosa “la Borrassa”
Experta al otorgarle una nueva utilidad a cualquier objeto, tenía el poder de transformar un puñado de cordeles y un trozo de ropa vieja en toda un obra de ingeniería doméstica, en concordancia con ese mantra repetido como un dogma de fe: “aquí, no se echa nada”. Recordarla es dibujar aquellos rostros femeninos agrietados por arrugas adobadas al sol que, a golpe de azada, labraron los surcos donde ha germinado la semilla de empoderamiento de sus descendentes.
Manos de mujer ásperas como sarmientos, que ablandaron esa tierra donde sus hijas y nietas hemos podido arraigarnos para enramar nuestras opciones de futuro. Ellas, transmissores de un bagaje de sabiduría más preciado que el azafrán, son las maestras que nos enseñaron la importancia de preservar aquello que nos rodea porque ,sencillamente, entendían que esa es la única opción posible. Ellas, depositarias de un legado de conexión con los ciclos naturales que quizás estamos perdiendo, han ejercido, humildemente y sin ser conscientes, el papel de divulgadoras de nuestro patrimonio natural y cultural.
Ellas, abuelas y sabias rurales, nutrieron un sustrato que nosotros tenemos la responsabilidad de cultivar.
Celebramos el ocho de marzo desde el agradecimiento a aquellas mujeres que nos abrieron camino, transmitiéndonos una forma de existir tranquila, sencilla y sostenible, situada a las antípodas de la vorágine vital que nos dicta el modelo de la actual sociedad de consumo .
Buscamos la inspiración en ellas, miramos atrás para encontrar el buen rumbo hacia el presente y el futuro. Damos en valor a la herencia impagable de aquellas valientes que fertilizaron el suelo que nos permitirá labrar un planeta pacífico y con buena salud ambiental, social, política y económica para todas y todos. Gracias a ellas, humildes mujeres rurales que abrieron los atajos que hoy transitamos, andamos a paso firme por la senda de la conservación medioambiental.
Arraigadas en la tierra y conscientes de ser agentes cruciales para el cambio, afirmamos que la igualdad y la equidad de género son esenciales para conseguir un desarrollo sostenible, eliminar la pobreza y hacer valer los derechos humanos. El papel de las mujeres es fundamental en la conservación y la gestión del territorio, el agua y la biodiversidad: perspectiva de género y gestión medioambiental son un binomio tan beneficioso para hacer buena sazón como la lluvia y el otoño.
A Samarucdigital celebramos el Día de las Mujeres 365 días en el año, del mismo modo que celebramos el día Mundial del Medio Ambiente todos y cada uno de los días que marca el calendario: porque la mirada global, conservacionista, feminista, ecologista y activista están escritas a nuestro ADN y son nuestra razón de ser. Os invitamos a conocer a las mujeres que hemos tenido el placer de entrevistar a Samarucdigital a lo largo de nuestros 5 años de existencia, porque ellas son las verdaderas protagonistas de este proyecto de divulgación medioambiental.
Comenzamos este recorrido audiovisual de la mano de la joven Susana y la veterana Amparo, dos labradoras de l'Horta de Godella separadas por medio siglo de edad, pero unidas por una práctica agrícola semblante.
Pasado, presente y futuro en color verde y violeta.