Un nuevo invasor mata la nacra del Mediterráneo

El parásito Haplosdoridium fue detectado por primera vez en Almería el septiembre del 2016 y ataca exclusivamente la Pinna nobilis. A la Nacra de Roca, Pinna Rudis, no la afecta para nada. En el litoral alicantino, desde octubre, los efectos son devastadores. Por suerte, los fondos marinos de Valencia y Castelló, entre los cuales están los de las Islas Columbretes, de momento, la mortandad no ha llegado. Aún así, dirigidos por el Instituto Oceanográfico Español, los biólogos marinos evalúan la dimensión real del impacto del Hasploridium desde Cataluña hasta Andalucía.

La Nacra es un mejillón gigante, que puede medir más de un metro de altura, exclusivo del Mediterráneo. La esperanza de vida del bivalvo es de 30 años y encontrar los primeros ejemplares muertos en Almería hizo saltar las señales de alarma.

Cronología de la mortalidad

En octubre, los biólogos marinos responsables del Proyecto Nacra, del Instituto de Ecología Literal, observan, en la Reserva Marina de Tabarca, un molusco con síntomas extraños: lengua retirada, pegada al fondo del caparazón y valvas semiabiertas. Dos días después estaba muerta.

En un mes, desapareció el 80% de la población de Pinna Nobilis, repartida en un porcentaje de 3 ejemplares por cada 100 metros cuadrados. La misteriosa mortandad también se detecta en el litoral murciano.

Se analizan algunos individuos muertos y se descubre una infección generalizada producida por un parásito unicelular, el protozoo parásito Haplosporidium, especializado en destruir el sistema digestivo del molusco gigante y habitual depredador de las ostras.


Área de afectación

En una primera aproximación de urgencia, el área afectada es el triángulo formado por las aguas almerienses y murcianas, Las Islas Baleares y Alicante. Desde la Reserva Marina de Tabarca hasta el Cabo de Sant Antoni, en el territorio valenciano. Dentro de la catástrofe medioambiental, un aliento de esperanza. La Reserva Marina de las Islas Columbretes, El Delta del Ebro y las Islas Medes están limpias. También los fondos marinos de Francia, Italia y Croacia.

Se desconoce el origen del parásito, pero se tiene la hipótesis de una expansión desde las granjas de cultivo de ostras o desde las aguas de lastre de los buques.

Impotencia de la ciencia

El Instituto Oceanográfico Español dirige la investigación y reúne regularmente expertos de todo España en las Islas Baleares con objeto de buscar soluciones. Santiago Jiménez del Instituto de Ecología Litoral es el representante valenciano. Se muestra pesimista y manifiesta que hay que esperar al invierno para saber si desde las zonas no infectadas las larvas nacidas en verano recolonizan los fondos marinos y de manera natural se restablecen. El problema es que el parásito asesino rebrota cada cierto tiempo.

Mientras tanto, el Instituto Oceanográfico Español prepara un censo de afectación del Mediterráneo y un documento de alerta para avisar sobre el alcance del ataque.

Hoy por hoy, sólo cabe esperar. Si, después del invierno, no se produce una repoblación natural, se confirmaría la gravedad de la catástrofe y, a largo plazo, podría plantearse la cría en cautividad del bivalvo para obtener individuos resistentes al parásito. Es una posibilidad cara que requiere proceso previo de experimentación e investigación, añade Santiago Jiménez.


Proyecto Nacra

El Instituto de Ecología Litoral de Alicante dirige el Proyecto Nacra en la Reserva Marina de Tabarca destinado a conocer la función bioindicadora del molusco gigante. Tienen instaladas 125 estaciones en los fondos marinos, con sensores subacuáticos y externos. Han medido los movimientos de las nácares y los han comparado con los registros de la estación meteorológica instalada junto al Museo Nueva Tabarca.

Entre las conclusiones, han averiguado la tendencia de las Nacras a cerrar las valvas, conjuntamente, por la noche y a abrirlas por la mañana, la influencia de la luna llena en el ciclo reproductor de la especie o la importante función ecológica de los moluscos a la hora de detectar contaminación en el medio marino.

Por desgracia, la población de Tabarca ha desaparecido y los datos recogidos nos muestran una pérdida ambiental si las nacras no regresan de manera natural desde las áreas no afectadas, o a partir de las larvas de los ejemplares inmunes.


Etiquetas