NO A TODAS LAS GUERRAS
Las imágenes catastróficas y desgarradoras de la guerra de Ucrania llenan las pantallas y los titulares de los medios de comunicación desde hace más de una semana. La ciudadanía y las instituciones se han volcado en solidaridad con el pueblo ucraniano y el “NO A LA GUERRA”. Y es la respuesta que esperamos a cualquier conflicto armado que provoca muerte, destrucción y miles de desplazados con las vidas destrozadas ¿Pero por qué no lo hacemos con todas las guerras?
¿Son todas las guerras iguales?¿Por qué la guerra de Ucrania nos acongoja tanto y de otras, que llevan años de muerte y desolación, ni siquiera somos conscientes de ellas? La respuesta es fácil: los medios de comunicación. Desde que comenzó apenas hace una semana la guerra en Ucrania, los medios han derrochado tinta, bites y horas de imágenes espeluznantes a este conflicto entre la Rusia del desenfrenado Putin y la Ucrania del resistente Zelenski. Casi se nos ha olvidado la Covid 19, el sainete de Ayuso y Pablito, el volcán de Palma o la Emergencia Climática. No digo que esta guerra no sea horrorosa, cruel y absurda y merezca todo nuestro rechazo, pero ¿qué la diferencia de otras? Yo creo que nada. No hay razones suficientes, ganancia económica, ganancia territorial, religión, nacionalismo, guerra civil o revolución política, que merezcan el sufrimiento que vivimos en Ucrania, ni en el Yemen, Etiopía, Afganistan, Palestina, Somalia, Irak, Siria, Mali o en ninguno de los conflictos armados en curso en el Mundo, además de otras guerras locales internas por cuestiones de drogas o legitimación de poder.
El “NO A LA GUERRA” debe comenzar aquí, de cada uno de nosotros, pero no a una determinada guerra. A todas. Es paradójico que precisamente en estas fechas 5 activistas pacifistas del MOC y de Agró y el que les escribe, recibieran una carta de la Autoridad Portuaria de Valencia APV (el puerto) multándoles con más de 3000 € por desplegar una pancarta en la que podía leerse “ La guerra empieza aquí” y “No a la Guerra”. para protestar que aquí, en nuestros puertos, se permite la entrada de buques de Arabia Saudí cargados de armamento que se emplea en la guerra de Yemen. La noticia tuvo repercusión mediática gracias al video que grabé para SamarucDigital (se puede ver en el encabezado) que reprodujeron en varios medios nacionales de gran audiencia y la ciudadanía pudo saber que hay una guerra en Yemen desde 2011, que mata a más personas, fundamentalmente mujeres y niños, por hambre o enfermedades que a soldados que también caen.
Ucranía no necesita acciones antibelicistas, todos los medios e instituciones de todo tipo están en el “NO A LA GUERRA”. Pero conflictos que no llenan titulares como el de Yemen, si. Sin acciones como esta muchas guerras pasarían inadvertidas, guerras con desplazados, muertes de civiles y vidas truncadas como la de los ucranianos ahora. Los ciudadanos tienen derecho a saber el uso que se hacen de las infraestructuras del Estado en relación al apoyo a la guerra. Los activistas antimilitaristas tienen el compromiso de hacer estas acciones pacíficas para que se conozcan los hechos. Y yo tengo derecho a la libertad de expresión y el deber como informador de cubrir un acto que sin el video que hice hubiera pasado desapercibido.
No puedo más que estar totalmente de acuerdo con el comunicado que las organizaciones pacifista MOC y Acció Ecologista Agró han enviado a la prensa.
“Ver ciudadanos y ciudadanas rusas plantando cara al gobierno de Putin, para decir: “No a la Guerra” nos genera admiración por el valor de oponerse a sabiendas a lo que se exponen. Cientos de personas detenidas por dichas concentraciones pacíficas nos producen un auténtico sentimiento de injusticia. Y sí, la conclusión es que todas las guerras son una tragedia, mortal en muchos casos, y desgarradoras de las vidas humanas que la tienen que sufrir.
Estas sanciones que la autoridad portuaria pretende imponer superan los 3000€, sabiendo además que no tiene potestad para hacerlo, y actuando como una empresa privada y sin escrúpulos, que pone por encima del interés de salvar vidas humanas, el propio interés de enriquecerse con el negocio de las armas. Esto demuestra la hipocresía que queda patente en estos días, en los que es clamoroso el sentir de la sociedad en contra de la guerra, en contra de las Guerras, en cualquier lugar en el que se den.
Los sucesos de los últimos días nos muestran la urgencia de la transición energética también para evitar la guerra y el militarismo. La urgencia de abandonar la dependencia energética europea del gas y el petróleo, que alimentan la maquinaria militar y el imperialismo ruso, y evitar la energía nuclear que supone un peligro aun más agudo en un escenario de guerra abierta.
Nosotros desde nuestras organizaciones Antimilitaristes-MOC y Acció Ecologista-Agró seguiremos denunciando los macabros negocios de las armas que provocan y alimentan las guerras”.
Y yo estaré con ellos. La Autoridad Portuaria de Valencia no sólo permite el comercio de las armas en su puerto de Sagunto, además se arroga como una autoridad con carácter sancionador sin moral y sin potestad para hacerlo. El negocio del Puerto está, parece ser, por encima del derecho de libertad de expresión, de la Albufera de València, amenazada por la ampliación norte, y de los muertos que producen las guerras.