Las ballenas y los ciclistas

No es demasiado frecuente que los calderones grises aparezcan varados en las playas valencianas porque son especies bastante oceánicas y poco costeras. Tampoco es demasiado habitual que un grupo de ciclistas descubren varios cetáceos varados en una playa e intenten salvarlos. Pero esta historia es real y ha ocurrido en la playa del Grao de Burriana (Castellón).

Tomás Guzmán y Fernando Traver son dos deportistas de Castellón aficionados a la bicicleta de montaña. Un día decidieron pedalear por la orilla del mar, concretamente por toda la zona costera del Grao de Burriana. En esta época del año es un lugar tranquilo y agradable no sólo para practicar el deporte de la bicicleta sino también para caminar, descansar y relajarse; hay poco tráfico, poca gente, escaso ruido.

Hacia las 10 de la mañana y mientras pedaleaban por un carril bici junto al mar avistaron un cuerpo extraño y desconocido para ellos que coleaba en la distancia. Al acercarse descubrieron que se trataba de un animal parecido a un delfín mular pero más grande y corpulento. Cerca del gran delfín había otro ejemplar también con problemas. Inmediatamente pidieron ayuda y el Teléfono de Emergencias 112 activó la Red de Varamientos de la Comunidad Valenciana. Se trata de una entidad formada por la Conselleria de Medio Ambiente, la Universidad de Valencia y el Oceanográfico. Se encargan del estudio y la atención de todos los cetáceos y tortugas varadas en las costas de la geografía valenciana. Atienden tanto animales vivos como muertos.

Dos calderones grises

En la playa del Grao de Burriana había dos calderones grises (Grampus griseus) varados y con graves problemas de movilidad. Se trataba de dos hembras adultas. Una de ellas estaba preñada. Medían entre 2 metros y 70 centímetros y 3 metros. La página web de la Red de Varamientos de l’Oceanogràfic da unas instrucciones muy sencillas de cómo actuar en caso de encontrarse un cetáceo o una tortuga varada en la playa. Se debe avisar al 112, es necesario proporcionar sombra al animal, mantenerlo en un lugar tranquilo, evitar ponerle agua y esperar a que lleguen los técnicos cualificados para atender y recoger el cetáceo o la tortuga.


Los responsables del equipo de guardia de la Red de Varamientos de la Comunidad llegó lo antes posible al Grao de Burriana. Rápidamente intentaron hidratar y reanimar el calderón gris que estaba varado en la arena. Incluso lo condujeron mar adentro para que pudiera recuperar sus fuerzas. El otro ejemplar estaba en una zona de piedras con heridas por todo el cuerpo y muy debilitado. Este calderón gris murió poco después a causa de las lesiones y la extrema debilidad. Los veterinarios de l’Oceanogràfic decidieron sacar del agua al ejemplar vivo que había quedado varado en la arena para llevarlo a las instalaciones de Valencia pero el animal murió poco después. La Unidad de Zoología Marina de la Universidad de Valencia responsable de analizar la causa de la muerte de los dos cetáceos apunta que los dos calderones grises estaban excesivamente delgados y desvalidos. Una pista de su llegada a la orilla de la playa de Burriana. No es demasiado frecuente encontrar calderones grises varados en las playas valencianas. Es más habitual que lleguen sus primos hermanos los calderones negros (Globicephala melas), ya que son cetáceos más costeros y no tan oceánicos como los grises.


Desde Samarucdigital queremos agradecer la redacción de esta historia con un final infeliz a las personas que hicieron todo lo posible para salvar la vida a los dos cetáceos mediterráneos y a todos aquellos que desde casa se han preocupado por hacernos llegar toda la información, las fotografías y los vídeos: Tomás Guzmán, Fernando Traver, Bruno Arnandis, Vicent Aparici, Aigües y José Pascual Sancho.

 

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