La crisis ecológica global reclama la transición hacia un nuevo modelo capaz de minimizar los requerimientos energéticos y materiales para satisfacer las necesidades humanas básicas, entre ellas, la alimentación. Este proceso implica favorecer un cambio en las formas de producción y de acceso a los alimentos y diseñar una nueva manera de articular producción y consumo. Por lo tanto, la reconstrucción de la relación campo-ciudad se presenta como una cuestión prioritaria. Las zonas periurbanas se configuran como una gran oportunidad para reestructurar el territorio, ofreciendo un escenario para la práctica agroecológica que atesora numerosos beneficios ecosistémicos.

Alexandra Lipan, ambientóloga

Compartimos la cuarta y última etapa de nuestro viaje con Alexandra Lipan, ambientóloga y asesora para la Transición Ecológica al Ayuntamiento de Castelló de la Plana. De su mano, aprenderemos qué es la agricultura periurbana y por qué una ciudad rodeada de un cinturón verde se convierte en un espacio ambientalmente saludable, que nos brinda una mayor percepción de bienestar, nos proporciona seguridad alimentaria y fortalece la economía local.

Con independencia de la envergadura y la forma de la ciudad donde vivamos, podemos usar la comida como medio para habitarla mejor. Podemos escoger qué comer comprar, como comprarlo y a quién; decidir si cocinamos o cocinan para nosotros; donde comemos y cuándo; con quien comemos y que rechazamos. Todos estos factores afectan los lugares donde habitamos, desde su aspecto físico, hasta su núcleo social.
Carolyn Steel, Ciudades Hambrientas.

Plan de Reactivación Agraria de Castelló de la Plana.

La concejalía de Transición Ecológica del Ayuntamiento de Castelló ha puesto en marcha el Plan de reactivación del sector primario de Castelló para facilitar el acceso de la tierra, recuperar campos abandonados del cinturón periurbano y acompañar a las productoras y productores en formas de producción de proximidad y agroecológicas. Los diagnósticos previos que han elaborado muestran que en 2019, el 22% del suelo fértil se encontraba en una situación de abandono y el 13% en situación de semiabandono.