Flamencos, nómadas del aire

Nos acercaremos a una de las aves más bellas del territorio valenciano: el flamenco. Un camallarga rosa que nos llama poderosamente la atención. El flamenco es una de las aves más elegantes y estilizadas de la natura valenciana. Su figura alimentándose de crustáceos y algas con el pico sumergido en el agua es, quizás, la más conocida. En los últimos años, favorecida por el cambio climático, la abundancia del flamenco común en la Comunitat Valenciana ha aumentado considerablemente, y con ella, la relevancia de la región en la conservación de la especie. Quieres conocerla mejor con Oriana Brunori y Pablo Verá?

Quizás no es una de las especies más relevantes o de mayor valor conservacionista de las que podemos encontrar a los humedales valencianos. Pero, su andar estilizado, sus colores suaves, el vuelo sincronizado de decenas o centenares de aves o el guirigay que forman mientras se comunican hacen del flamenco una ave que es en si toda belleza y atrae la atención de cualquier persona que se acerca a los humedales que habitan a lo largo del año. Por esta razón los flamencos son una una especie de bandera con la cual mostrar el valor de los humedales. Nadie se negará: tenemos que conservar el hábitat de una ave tan magnífica.


Una ave que pinta las plumas filtrando agua

Que hace el flamenco con la cabeza dentro del agua? Su característica forma de alimentarse en aguas salinas o salobres le permite obtener entre el sedimento su alimento, que filtra con las laminilles que tiene al pico. Así, el agua y la tierra salen pero no pequeños invertebrados acuáticos, como son los crustáceos, mol·luscos, larvas de insectos, o zooplàncton, además de, ocasionalmente, también material vegetal, como por ejemplo entonces de plantas acuáticas.


Los pequeños crustáceos de los cuales se alimenta llevan incorporado un pigmento carotenoide que adquieren de bacterias y algas microscópicas. Cuando el flamenco está renovando su plumaje de cara al periodo reproductor, este pigmento queda fijado a las plumas que están creciente, tiñiéndolas de rosa, además de quedar incorporado a otras partes del cuerpo, como las patas. Por esta razón, podemos distinguir diferentes grupos de edad entre los flamencos: los jóvenes hasta un año, con un plumaje blanco, marrón y negro (un plumaje crecido en una alimentación diferente de la del adulto), los jóvenes no reproductores, con un plumaje blanco en algunas tonalidades rosas, y los adultos, con un plumaje con mayor cantidad de plumas rosas.


El flamenco, una ave conectada en la red

Estamos ante una especie migratoria, que de manera general se reproduce al humedal del Mediterráneo occidental e inverna en regiones subsaharianas, aunque los jóvenes tienden a quedarse en regiones mediterráneas. Además de este comportamiento migratorio, los flamencos tienen una gran capacidad de desplazamiento, que los facilita incluso recorrer grandes distancias diariamente para moverse entre humedales separados 200 km para descansar y alimentarse. Además, gracias a su comportamiento gregari, forman grupos en los cuales se juntan aves de diferente procedencia: Donyana, Maresmes del Odiel, Laguna de Fuente de Piedra, Delta del Ebro, la Camarga, Saline di Comacchio, etc.


Junto con Mauritania (donde una gran parte de los flamencos nacidos en el Mediterráneo pasan el invierno), una serie de humedales de España, Francia e Italia, principalmente, forman una red en la cual los flamencos se mueven durante el año. Esta conexión entre humedales, donde los más importantes están aproximadamente a 200 km uno de los otros, es fundamental para la conservación de la especie, puesto que aseguran zonas de descanso y alimentación alternativas si hay molestias o alteraciones. Pero, también hacen un papel importantísimo los pequeños humedales que acogen a grupos menos numerosos de flamenco, y que mantienen conectada la red si algunos de los grandes humedales no tienen las condiciones óptimas para albergarlos.


Beneficiado por el cambio climático

Como todos los cambios, el cambio climático genera desajustos fuertes en el equilibrio dinámico entre las especies y el medio en el cual habitan. Una parte de las especies, con menos capacidad de adaptación, sufren reducciones de poblaciones o incluso extinciones. Otros, generalmente pocas, más adaptables o a las que favorecen los cambios específicos al medio, mejoran sus poblaciones. Este último es el caso del flamenco, que gracias a las temperaturas más suaves en invierno y la salinización de los humedales litorales de las últimas dos décadas, ven aumentados los números de individuos hivernants en el Mediterráneo, la mayor parte jóvenes, provocando un aumento de la supervivencia juvenil y por lo tanto un aumento poblacional.


Este marco de aumento poblacional causa que los grupos que podemos ver en una visita a nuestros humedales sean cada vez más grandes, pero también que se crean nuevas zonas de invernada. Es el caso de la Albufera de Valencia, donde hay una presencia destacada y regular durante la invernada desde 2012, y año tras año el número de flamencos que se ven al humedal aumenta. En 2018 se ha llegado a censar más de 6.000 aves.

Además de la Albufera, en la actualidad, los principales humedales de la Comunidad Valenciana utilizados por los flamencos son los humedales con ambientes salobres, como por ejemplo el Fondo de Elche, las Salinas de Santa Pola y Mata-Torrevieja. A banda, a nuestra geografía hay muchos pequeños humedales que albergan grupos pequeños pero igualmente interesantes en el ámbito de conservación, como son la marjal de Calp, la Marjal del Moro, la Marjal de Almenara, o la Marjal de Pego-Oliva.

Oriana Brunori y Pablo Vera en la Albufera de València

Cuando y como verlos?

Aunque el flamenco es una especie de la cual podemos disfrutar al hogar de todo el año, los diferentes humedales del litoral con aguas salobres son el destino de diferentes grupos de edades en los diferentes periodos del año. El flamenco es una ave que mayoritariamente hace acto de presencia fuera del periodo reproductor, durante la hibernada y primavera. Aún así, se han dado algunos casos de reproducción a los humedales del sur de Alicante.


Es frecuente ver personas que se acercan a los grupos de flamencos para hacer una foto con el móvil, hasta sobrepasar la distancia de seguridad que mantienen las aves, o para hacerlas volar (¿qué habrá en la cabeza de estos últimos?). Esta es una de las razones por las cuales los flamencos cambian tanto de lugar buscando zonas en las cuales alimentarse, que no son tan abundantes como podríamos pensar.

Así que vamos todos a buscar y observar flamencos. Disfrutamos de ellos, vibramos. Pero, sobre todo, hagámoslo sin molestarlos, dentro del coche o escondidos, viendo como remueven el barro con la cabeza bajo el agua, como se pelean, festejan o duermen sobre una pata. Sólo así conseguiremos que el espectáculo de los flamencos vuelvo año tras año.


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