Los últimos bosques eurosiberianos valencianos
Arces, avellanos, acebos, tejos… son los protagonistas de nuestros bosques eurosiberianos que al fin y al cabo son parecidos a los que hay en el norte de Europa pero aquí están a poco más de 50 kilómetros del Mediterráneo. Los últimos bosques eurosiberianos valencianos se localizan en el Rincón de Ademuz, en Penyagolosa, en Vilafranca y en los barrancos más profundos de la Tinença de Benifassà. El cambio climático es su principal amenaza. Os invitamos a recorrerlos de la mano de nuestro compañero Abel Campos.
Al fondo de barrancos sombríos y en las humbrias montañosas altas y frescas crecen los últimos bosques eurosiberianos de la Comunidad Valenciana. Son formaciones vegetales relictos de un pasado glaciar que a duras penas y trabajo resisten en sus reductos de humedad y frialdad. Bosquecillos parecidos a los que hay en el centro y norte de Europa pero con la diferencia que aquí están a poco más de 50 kilómetros del cálido mar Mediterráneo. Hoy en día los bosques eurosiberianos valencianos se enfrentan a un enemigo difuso pero que avanza a buen paso como es el cambio climático.
Los últimos bosques eurosiberianos se localizan en lugares tan específicos como la cara norte de la comarca valenciana del Rincón de Ademuz que conecta con la sierra de Javalambre. Ya en la provincia de Castelló existen pequeños reductos alrededor de la cumbre del Penyagolosa, en el término de Vilafranca y a los barrancos más profundos de la Tinença de Benifassà.
El barranco de la Pegunta
El barranco de la Pegunta, al término castellonense de Vistabella del Maestrat y en pleno Parque Natural del Penyagolosa, es uno de los bosques eurosiberianos más modélicos que existen en el territorio valenciano. Por este motivo en 1998 fue declarado microrreserva de flora. A lo largo de las 11 hectáreas de extensión crecen árboles y plantas representativas de este bosque relicto como son los pinos rojos o silvestres (Pinus sylvestris) y negral (Pinus nigra), los tejos (Taxus baccata), los acebos (Ilex aquifolium), los arces (Acero opalus subsp. granatense), las hiedras (Hedera helix) y los manzanos silvestres (Malus sylvestris) entre otros ejemplares. Pero aquí la reina de este bosque eurosiberiano es una pequeña y delicada planta preciosa llamada campanilla de nieve, muy común en los Pirineos pero excepcional en el territorio valenciano.
El barranco del Mas Roig
A un tiro de piedra del santuario vegetal del barranco de la Pegunta se encuentra otro ejemplo de bosque eurosiberiano valenciano de una profusa riqueza botánica como es el barranco del Mas Roig. Este lugar soporta la proximidad en el mar gracias a su ubicación de cara al norte, elevada, fresca y muy húmeda. Visitamos el muelle del barranco guiados por Jaime Lázaro, la persona que ha estado cuidándolo durante los últimos 40 años y los propietarios del cortijo.
El tejo, en todo y por todo, es la especie predominante del barranco del Mas Roig. Aquí se han contabilizado más de 3.000. Se trata de la concentración conocida más importante del territorio valenciano. También crecen arces, algunos de proporciones descomunales, algunos grévols, avellanos luciendo sus flores colgante, varios tilos y la reina y madre del barranco: un tejo monumental de 4 metros y medio de perímetro de tronco y de borde 1.000 años de vida.
Jaime tiene 82 años. A los 7 años empezó a trabajar de pastor de vacas. No fue a la escuela pero sin embargo es un sabio del bosque y la natura. Cuando niño y sin saberlo creó esculturas arbóreas. Unos monumentos de la natura que ha querido compartir con el programa Samarucdigital 75 años después.
El bosque del maset del Zurdo
Unos 6 kilómetros en el nordeste del Mas Roig crece otro reducto eurosiberiano verdaderamente impresionante: el bosque del maset del Zurdo. La visión general es la de un inmenso pinar pero al fondo del barranco se acumulan las sorpresas botánicas. En un rodal de pocos kilómetros cuadrados se concentra una gran cantidad de especies vegetales raras y escasas de entre las cuales destaca el acebo.
Miramos jefe donde miramos hay acebos. Son fáciles de distinguir por sus hojas verdes, relucientes y puntiagudas. Aquí crecen los acebos más grandes de todo el macizo del Penyagolosa.
A lo largo de los últimos 50 años este paisaje ha cambiado continuament. Los cortijos se han abandonado. La mayor parte se asolan sin remedio. Las piedras de los caserios vuelven a la tierra y las cabras hispánicas, amas y señoras de estas montañas, conquistan el antiguo habitáculo de los humanos. Pero al fondo de los barrancos más profundos y sombríos los bosques eurosiberianos se resisten a cambiar.
El barranco de la Pegunta, el bosque del Mas Roig, el maset del Zurdo y pocos otros representantes de los últimos bosques eurosiberianos valencianos son testigos vivos de formaciones botánicas en peligro de extinción por culpa de un cambio climático que avanza despacio y en silencio.