Los tóxicos que habitan en los humanos

La inmensa mayoría de la población tiene en su cuerpo algún tipo de compuestos tóxicos persistentes (CTP). Algunos de ellos están prohibidos desde hace décadas pero siguen presentes en la cadena alimentaria. Lo explica el epidemiólogo Miquel Porta, catedrático de Salud Pública en la Universidad Autónoma de Barcelona y una de las máximas autoridades mundiales en CTP. En una conversación con SamarucDigital, este médico e investigador detalla las enfermedades que contribuyen a provocar algunos de estos compuestos como diabetes, Alzheimer, anemia o varios tipos de cáncer. Porta explica que las autoridades sanitarias aprenden muy poco a poco qué sustancias químicas hay que prohibir o reducir en alimentos y otros productos, que cada día están en contacto con los humanos y el medio ambiente. Una de las que más preocupa es el Bisfenol A.

Restos de plaguicidas u otros residuos industriales que contaminan las cadenas alimentarias, animales y humanas, y que entran a nuestro organismo a partir de los alimentos o de sus envases. Es la definición que da el médico y epidemiólogo Miquel Porta de los compuestos tóxicos persistentes (CTP). Él es uno de los científicos que más ha estudiado estas sustancias que fueron ideadas para responder a una demanda social de consumo rápido y económico a partir de los años 50 y 60. "Son productos que contribuyen a causar una variedad muy grande de enfermedades que tienen diferentes causas pero entre ellas están estos tóxicos. Enfermedades que van desde la infertilidad y las malformaciones congénitas, Parkinson o Alzheimer, así como numerosos cánceres, tiroides o la diabetes ", detalla el científico. Algunos de ellos, como el DDT, fueron prohibidos hace 40 años "pero lo seguimos encontrando en la inmensa mayoría de la población, en los piensos y en los animales", explica este investigador del Institut Municipal de Investigació Mèdica de Barcelona (IMIM), donde es jefe de Unidad de Epidemiología Clínica y Molecular del Cáncer. La duradera permanencia de estos compuestos se produce porque "se pegan de forma muy fuerte a las grasas humanas y animales, el tejido nervioso es muy rico en grasas y se almacenan en la grasa de nuestro cuerpo y aveces reaccionamos con mucha lentitud", explica.


Los nuevos compuestos

La cosa no termina en el pasado porque hoy, ahora mismo, numerosos compuestos nuevos y autorizados siguen entrando cada día en el cuerpo humano. Uno de los que más preocupa a Miquel Porta y otros investigadores es el Bisfenol A, presente en numerosos envases alimentarios y hasta en los biberones infantiles. Es una sustancia que se ha detectado en más del 90% de ciudadanos en los Estados Unidos. Un componente autorizado en España pero que ya han prohibido países como Francia, Canadá o Suecia. Él piensa que la prohibición se acabará extendiendo y explica que "las autoridades hacen lo que pueden", aclara que los niveles autorizados de un producto se consideran seguros pero al cabo de unos años, se baja el nivel permitido. El científico reclama que en una época de cambios de gobierno los temas la salud pública deben incorporarse a la acción de las administraciones.


Numerosos compuestos están presentes entre todos los espectros de la población. Un estudio hecho en Valencia por la Fundació per al Foment de la Investigació Sanitària i Biomèdica , ha detectado como el 86 por ciento de los niños de 6 a 12 años presentant restos de varios plaguicidas en la orina. Esto evidencia que es necesario rebajar los niveles autorizados en compuestos presentes tanto en la alimentación de los humanos como la de los animales. Porta explica que la mayor cantidad de tóxicos se detectan en alimentos ricos en grasas, sobre todo determinadas carnes de baja calidad, y los alimentos más sanos están entre las frutas y las verduras.

Evitar calentar los envases de plástico

Las soluciones desde el punto de vista del consumidor pasan como siempre por la lógica. Miquel Porta evidencia que el ciudadano está indefenso ante una amenaza invisible y no puede ir al mercado y preguntar "¿cómo va hoy la ternera de hexaclorbenceno? o ¿cuánto mercurio lleva el atún? ". Seguir un dieta equilibrada en verduras o contribuir a que toda la población tenga acceso a la producción ecológica facilitando su distribución, son algunas propuestas que plantea Miquel Porta, que recomienda no calentar la comida dentro de envases de plástico.

El investigador explica que hay que exigir a las administraciones políticas medidas mucho más enérgicas para protegernos de las causas ambientales de las enfermedades, así como mejorar la calidad de la comida que ingieren los animales destinados al consumo humano. Recuerda también los condicionantes sociales derivados del poder adquisitivo de la gente, que condicionan de manera importante las opciones económicas a la hora elegir la comida. La decisión en última instancia depende del consumidor en la elección del producto que desea comprar. Mientras tanto, los compuestos tóxicos continúan persistiendo.

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