Los problemas ambientales de la ampliación norte del puerto de València

La Autoridad Portuaria de València sigue imparable en su proyecto de ampliación norte, algo que para los integrantes de la Comisió Ciutat Port es una operación donde gastaremos ingentes cantidades de dinero público con el resultado de contaminar más el aire, quedarnos sin playas, destruir huerta, poner en peligro el parque natural de la Albufera y determinar el modelo de ciudad para los próximos 100 años sin un debate informado para favorecer intereses privados.

¿Se imaginan a València sin playas en el sur, una Albufera sin campos de arroz, una huerta separada del mar por miles de camiones con grandes contenedores yendo y viniendo y un cielo gris muy alejado de la luz de los cuadros de Sorolla? Yo no. La ampliación norte del puerto de València supone un cambio drástico en el modelo de la ciudad y de su entorno periurbano formado por multitud de municipios que, de una u otra manera, se verán afectados. Alguno de ellos ya lo están por el actualmente construido espigón norte, como las playas de Pinedo y del Saler. Unas playas y un sistema dunar imprescindibles para conservar l’Albufera en su estado actual.

Un cambio así merece un debate en profundidad. Y es lo que pide la Comissió Ciutat Port, formada por un centenar de colectivos ciudadanos, sindicatos y ONGs conservacionistas y ecologistas, que el pasado viernes se manifestó a las puertas de la Autoridad Portuaria en el edificio del Reloj el día en que debería haberse votado el proyecto de ampliación procedente de Puertos del Estado. Con consignas como "No, no, no, no a l'ampliació!", "Se cargaron Nazaret y peligra El Saler" y "Horta viva i productiva" recibieron un centenar de personas al presidente de la Autoridad Portuaria de València, Aurelio Martínez, para mostrarle claramente su oposición al proyecto y exigir la demolición del ejecutado dique norte porque ya está afectando a las playas del sur, disminuyendo su tamaño y, por tanto,  amenaza con salinizar l’Albufera. algo que califican como un crimen ecológico. 

Comissió Ciutat Port se manifestó a las puertas de la Autoridad Portuaria en el edificio del Reloj el pasado viernes. Foto: @Alvolai

Una Declaración de Impacto Ambiental polémica

El dique norte construido entre 2008 y 2012 por 215 millones de euros es, por así decirlo, el contenedor o abrigo de la macro terminal de contenedores que ahora se pretende ejecutar y que duplicará la capacidad del puerto. En total 146 hectáreas equivalente a 146 campos de fútbol. Una ampliación que se ejecuta al amparo de una Declaración de Impacto Ambiental (DIA) publicada en el BOE de 16 de agosto de 2007, aprobada por Resolución de fecha 30 de julio de 2007 de la Secretaría General para la Prevención de la Contaminación y el Cambio Climático del Ministerio de Medio Ambiente. Una declaración que minimiza los impactos medioambientales sobre el litoral, la huerta, el paisaje y la salud de los ciudadanos, y que la Comisió considera caducada por las modificaciones derivadas del proyecto de 2018 que cambian sustancialmente el inicial con DIA favorable de 2007. Precisamente el pasado diciembre la sala de lo contencioso administrativo de la Audiencia Nacional acordó admitir a trámite el recurso contencioso-administrativo presentado por la Comissión Ciudad-Puerto, contra la Resolución, de 30 de marzo pasado, de la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (BOE de 12/04/21), que posibilita que la Autoridad Portuaria de València (APV) pueda decidir por sí sola sobre sí es necesaria, o no, una nueva evaluación ambiental para la macro ampliación portuaria que la misma APV promueve. Para la Comisió Ciutat Port es inadmisible que la autoridad portuaria se convierta en en juez y parte de un proyecto suyo que cambiará el modelo de ciudad, mientras MITECO y el Gobierno Valenciano miran para otro lado. 

Un riesgo para la salud de los ciudadanos

Ya comenté en un anterior artículo y vídeo que la ampliación del puerto supone, además, la construcción de una gran cantidad de infraestructuras con una inversión desorbitada en obra pública, algunas de ellas rocambolescas como un túnel submarino desde Sagunto, para dar acceso y salida a la gran cantidad de contenedores que llegarán al puerto de València, y que menguarán la huerta y la salud de los ciudadanos y cuyos impactos no están estudiados en la DIA positiva de 2007. Estamos hablando de que el Puerto de València duplicará su capacidad y, hoy en día, es ya el cuarto puerto de Europa en tráfico de contenedores, sólo por detrás de Rotterdam, Amberes y Hamburgo. Esto supondrá un aumento exponencial del tráfico de camiones y buques y, por tanto, un aumento de la contaminación atmosférica.  Según un reciente estudio de la organización europea Transport & Environment (T&E), 'Desempeño climático de los puertos de la Unión Europea. Un análisis de las emisiones en la cadena de suministro marítimo y en el muelle', concluye que el puerto de València es ya el séptimo de los puertos europeos con mayores emisiones de CO2 con  2,7 millones y España el segundo país europeo después de Holanda.


¿Qué pasará cuando el puerto duplique su capacidad de carga y descarga, pasando de de unos 6.000 camiones diarios a casi 12.000? ¿Pasaremos también al top 10 de ciudades con más muertes por contaminación atmosférica? Una investigación de 2021 de la Universidad de Harvard, en colaboración con la Universidad de Birmingham, la Universidad de Leicester y el University College London concluye que la contaminación del aire por combustibles fósiles es responsable de la muerte de más de 8 millones de personas en todo el mundo en 2018, una de cada cinco muertes, y en España de alrededor de 44.600 personas mayores de 14 años. Esto sin contar la contaminación y degradación que supondría el tráfico marino para la parte marina de nuestras costas. ¿Veranearían ustedes en una playa minúscula con un horizonte lleno de barcos en fila para entrar a cargar y descargar? 

El riesgo de salinización del Parque Natural de l’Albufera

Pero, por encima de todos los desastres ecológicos que supone esta ampliación, la más grave es el riesgo de salinización del Parque Natural de l’Albufera. Varios estudios científicos ponen de manifiesto esta falta de previsión medioambiental de la DIA de 2007. El último de ellos, Propagación y dinámica litoral de temporales en el puerto de València, elaborado por del catedrático y profesor emérito de la Universidad Politécnica de Madrid, Pascual Pery, concluye que las obras de abrigo de la ampliación son las causantes de un aumento de 200 metros en la anchura de la playa del Cabanyal y de un retroceso de entre 11 y 21 metros en las playas del sur, debido principalmente a un aumento del 27% de la capacidad erosiva del oleaje. Y es de suponer que en un contexto de cambio climático los fenómenos atmosféricos adversos como las DANAS aumenten su poder de erosión sobre la restinga litoral de la Devesa del Saler que supone la defensa frente al mar del lLgo y el Parque Natural, de todos los campos de cultivo de arroz y de la rica biodiversidad, que alberga delicadas poblaciones de flora y fauna autóctonas amenazadas.

La Autoridad Portuaria seguirá con sus planes

Pero la Autoridad Portuaria es un rodillo con estatus propio que tiene la capacidad de decidir el futuro de València a espaldas de la ciudadanía, y que pasa por encima de evidencias científicas, de la Consellería de Transición Ecológica y de propio Ayuntamiento de Valencia que pidieron, al igual que la Comissió Ciutat Port, una nueva DIA. La Autoridad Portuaria está por encima de la autoridad municipal y autonómica y sus normas urbanísticas. 

En rueda de prensa posterior a la reunión del consejo de administración de este viernes, Aurelio Martínez ha dicho que no espera sorpresas en el informe vinculante de Puertos del Estado necesario para la construcción de la terminal norte de contenedores y que el siguiente paso es  licitar y adjudicar la obra civil que debe realizar el puerto de València, presupuestada en unos 400 millones de euros, y otorgar la concesión definitiva a TIL, la filial del grupo MSC que presentó la única oferta para la ampliación en 2019 y que prevé invertir cerca de 1.100 millones de euros y desarrollar una terminal ferroviaria dotada de 6 vías de 1.000 metros de longitud, con capacidad para mover 305.000 TEU/año por ferrocarril. 

No le preocupa nada la admisión a trámite por parte de la Audiencia Nacional del recurso presentado por la Comissió Ciutat-Port contra la resolución aclaratoria del Ministerio de Transición Ecológica porque ya que, según manifestó Aurelio Martínez, el único objetivo de los que solicitan una nueva DIA, “es retrasar la ampliación con el riesgo de que el inversor se vaya” y, como ya manifestaron el diciembre pasado, “lo más que puede pasar, si gana el recurso, es que el órgano competente sea Puertos del Estado, un órgano que por cierto ya se ha pronunciado al respecto”. 

Desde Luego la Autoridad Portuaria no tiene la intención de parar la obra y mucho menos replantearse un cambio de estrategia de expansión para el Puerto, por mucho que la ciudadanía se oponga. Ya lo demostraron con la ampliación sur y sin duda lo conseguirán en la norte, si alguien no lo impide. Para los componentes de la Comissió Ciutat Port “la ampliación del puerto es una operación donde gastaremos ingentes cantidades de dinero público con el resultado de contaminar más el aire, quedarnos sin playas, destruir huerta, poner en peligro el parque natural de la Albufera y determinar el modelo de ciudad para los próximos 100 años sin un debate informado”.

Referencias. 


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