El buitre leonado, servicio de sanidad ambiental

Hoy, primer sábado de septiembre, se celebra como todos los años el día internacional de los buitres. La población de buitre Leonado en España supone el 90% del total en Europa. Pablo Vera de SEO/BirdLife repasa sus características, su evolución, estado actual y cual es, entre otras, su peor amenaza: el diclofenaco.

Surcan el cielo como si fuera a cámara lenta, sin apenas aletear, y eso que es una de las aves rapaces de mayor tamaño, con 230-265 cm de envergadura alar, 95-110 cm de longitud y 9 kg de peso. Sin inmutarse, sin apenas moverse, son capaces de surfear las corrientes de aire ascendente hasta empequeñecerse a nuestra vista.

Una mala fama inmerecida

El buitre leonado (Gyps fulvus) tiene muy mala fama. Es un carroñero. Decir de una persona que es “carroñera o carroñero” alude a su capacidad de aprovechar sin piedad las desgracias de los demás. Y si bien es cierto que los buitres se encuentran adaptados a aprovecharse de la máxima desgracia de otro animal, como es la muerte, los buitres, junto con el resto de especies carroñeras, realmente juegan un papel imprescindible en el ecosistema: son el servicio natural de sanidad ambiental, llevando a cabo gustosamente la parte más llamativa del proceso de reciclaje de cadáveres. 

 Buitre leonado. Foto:Pablo Vera

Se estima que en España cada año los buitres se alimentan de 10.000 toneladas de carroña, suponiendo una importante labor sanitaria y ahorro de decenas de millones de euros que se tuvieron que gastar para llevar la carroña a los depósitos correspondientes. Igual deberíamos repensarlo y empezar a llamar carroñeros a esas personas que hacen el trabajo sucio para que los demás tengamos mejores condiciones de vida. 

Y es que los buitres son aves adaptadas a alimentarse de carroña y carcasas, de animales muertos. Argumentar que causan muertes entre el ganado o causan el pánico por ataques a personas, como se ha hecho recientemente en diversos medios, es sencillamente una barbaridad. Sus patas, aparentemente poderosas, no le servirían para capturar un animal en movimiento o causarle heridas fatales. Su pico y su cuello le permiten desgarrar carne y entrar en las carcasas de los animales, pero no pueden causar daños importantes en un periodo corto de tiempo. Y la combinación de su tamaño, peso y morfología de alas eficaz para el planeo pero no tanto para el aleteo, le impide por completo tener la maniobrabilidad necesaria para capturar una presa en movimiento. 

Su especialización al alimentarse de carroña, un alimento espacial y temporalmente impredecible, hace que los buitres tengan que recorrer grandes distancias buscándolo. Esto lo hacen posible gracias al a que son aves planeadoras, y que optimizan el gasto energético con una gran capacidad de desplazarse sin batir las alas. Se sirven de ascensores invisibles: ganan altitud aprovechando corrientes térmicas de aire caliente, y por tanto ascendente, para posteriormente lanzarse a planear en una caída lenta, hasta que necesitan coger otro ascensor para elevarse. La distribución impredecible de su alimento también favorece un comportamiento social, en el que se comparte una información vital: normalmente forman grupos de alimentación formados por varices individuos, que son atraídas por los otros buitres que planean sin ganar altura o que ya han encontrado alguna carroña.

Población en aumento

El hábitat de nidificación son cortados rocosos de hasta los 2000 m de altitud, así como cañones fluviales cerca de paisajes abiertos y preferiblemente con ganadería. Siente aves sociales y optimizando este comportamiento, forman colonias que pueden llegar a ser muy grandes, superando las 100 parejas. Inician la posta en enero-febrero, poniendo un único huevo que será incubado 48-54 días. Después de nacer, los padres alimentan el joven buitre durante 110-115 días antes de que abandono el nido. Toda una inversión de esfuerzo para hacer volar un único pollito, que se explica por la larga esperanza de vida que tiene esta especie (más de 20 años).

A Europa hay más de 20.000 parejas de buitres leonados, que se concentran en España, donde nidifican un 90% de estas parejas europeas. En 2018 SEO/BirdLife coordinó el censo nacional del buitre común, datos que han sido publicadas recientemente donde se estiman entre 31.000 y 37.000 parejas.

 Distribución de buitre leonada en Europa. Fuente SEO/BirdLife.

En la Comunidad Valenciana, donde el censo se ha coordinado con la Consellería de Medio Ambiente, contando con el inestimable trabajo de los agentes ambientales, se han censado 566 parejas. Aunque el buitre leonado se encuentra presente en el interior de las tres provincias, es más abundante a las cordilleras del interior de Castelló, con 485 parejas, principalmente a la comarca del Alt Millars, l'Alcalatén y Els Ports. En Valencia se restringe en la comarca de los Serranos, aunque solo con 55 parejas, como resultado de la expansión de la población nidificante en la zona del Maestrat. En Alicante encontramos una única colonia, situada en Alcoi y creada con un proyecto de reintroducción de la especie, y algunas parejas aisladas, sumando 22 parejas y que ha permitido colonizar el sur de Valencia con una pareja aislada. 

Y es que la población del buitre leonado, después de encontrar su peor situación en España en 70, vive un periodo de recuperación. En estos 40 años, se ha pasado de una estimación de 2.283 parejas a un mínimo de 30.945 en 2018. Esta buena salud poblacional que experimenta el buitre también se refleja en el territorio valenciano. Y es que después tenerse datos de su extinción a las tres provincias, se censaron 3 parejas en Castelló en 1973 y se comprobó la recolonización natural como nidificante de la especie en Valencia en 2011. Así, llegamos a las 566 parejas a 2018, en un crecimiento experimentado especialmente desde principios de la década del 2000.

 Buitre leonado. Foto: Ferran Pestaña

Dominando el cielo, pero con suficientes amenazas en tierra.

Cuando veamos estas impresionantes aves volando tan alto, igual podemos pensar que no tienen peligros aquí abajo, en tierra. Nada más lejos de la realidad. Sus problemas empiezan cuando vuelan bajo. Un problema latente que aumenta la mortalidad no natural de la especie es la colisión con molinos eólicos, que generalmente se construyen precisamente en lugares aprovechados por los buitres por la disponibilidad de corrientes de aire. También, son amenazas, aunque menores, los tendidos eléctricos, envenenamiento y molestias en sus zonas de reproducción. 

Pero, una amenaza muy poco evidente planea sobre la especie en todo España: el diclofenaco, un producto antiinflamatorio para la ganadería, y que causa graves lesiones renales a los buitres que se alimentan de ganado muerto que ha sido tratado con el producto. En la India este mismo producto fue prohibido, al demostrarse que fue el causante de casi llevar a la extinción al buitre de espalda blanca, considerado a mediados de siglo XX la especie de rapaz más abundante del planeta, con 80.000 aves, y del que solo quedó un 0,1% por la mortandad asociada al diclofenaco. Aun así, el gobierno español aprobó su uso en el territorio español en 2013. 

El hecho que el 90% de la población mundial de buitre común sea nidificante en España es un privilegio pero también una gran responsabilidad. Seremos capaces de permitir que el buitre continúe recuperando sus territorios y liberarlo de una amenaza tan grande? Tal vez, si dejamos de considerarlo un carroñero, sino una pieza clave del reciclaje del medio natural y todos los servicios eco-sistémicos que nos provee, posiblemente serí más fácil. Es solo una cuestión de que la política se haga pensado en términos ecológicos. Cómo tiene que ser.


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