El gorrión común, cada vez menos común en nuestras ciudades
Los ambientes urbanos de nuestra región son asombrosamente diversos. Tenemos una oportunidad de disfrutar de pequeños retazos de la naturaleza frente al mismo portal de casa. Podemos encontrar plantas creciendo en grietas de paredes, aceras o alcorques, mostrando la terquedad de la biodiversidad por estar con nosotros. Encontramos nidos de tórtolas turcas en farolas, carteles y repisas. Los aviones comunes buscan fachadas con relieves artísticos para poder asegurar la construcción de sus nidos. Las golondrinas y vencejos vuelan fugazmente de aquí para allá buscando huecos y aleros donde poder instalar su nido…
Posiblemente, si hiciéramos una lista de las tres aves que esperamos ver en la ciudad, en todas ellas aparece una misma especie: el gorrión común. Sin embargo, esta especie dejará de estar en estas listas a medio plazo de continuar la gestión que hasta ahora se ha hecho de la circulación, la jardinería y la planificación urbana, especialmente en las grandes ciudades. No es alarmismo gratuito. Por todo esto, los socios y simpatizantes de SEO/BirdLife han escogido al gorrión común como el Ave del Año 2016 . Y, además, el día 20 de marzo se celebra el Día Mundial del Gorrión.
En Europa la especie parece estar en declive en todos los países y de forma general se estima un descenso de sus efectivos de un 63% en el periodo 1980-2013. Aunque este descenso es muy elevado, fue especialmente pronunciado en la década de 1980, periodo para el que no hay información en España. En Gran Bretaña el descenso fue alarmante, desapareciendo cerca de 10.000.000 de individuos entre 1970 y 1980, y afectó tanto a las poblaciones rurales como a las urbanas. Más recientemente, en Londres se redujo la población de gorriones en un 60 % entre 1994 y 2004. La situación es tal, que el gorrión común se encuentra en la lista roja de las aves inglesas, siendo una de las especies sobre las que existe prioridad para poner en marcha un plan de acción. ¿Os imagináis a una de las especies de aves más conocidas, al borde de la extinción?
Evolución de la población de Gorrión comú a Europa (1980-2013) Font: EBCC / RSPB / BirdLife / Statistics Netherlands
En España, la población se estimó en 2006, según datos de SEO/BirdLife, en 165.000.000 de individuos. Además, gracias al programa SACRE de SEO/BirdLife, que estudia las tendencias de las aves en primavera, sabemos que, en el periodo comprendido entre 1998 y 2015, la población reproductora se ha reducido en un 5,4%, lo que implica una pérdida de cerca de 8 millones de ejemplares en ese periodo. Este declive no es igual en todas las regiones: es mucho mayor en la meseta norte y parte de Aragón y algo menor en la meseta sur, costa mediterránea y Andalucía.
Eso no significa que la situación en la Comunidad Valenciana sea buena. Los datos tomados por voluntarios del programa SACRE muestran que la especie se encuentra en un declive moderado. Según la estima de 2015, la Comunidad Valenciana pierde entre el 2,1 y 4,4 % de sus gorriones comunes cada año. Aunque pueda parecer poco, esto supone que en 2015 la población de gorrión común se ha reducido en un 22,3 % respecto a la que de 1998. Mal panorama para una especie tan ligada a los humanos. Primer aviso: algo estamos haciendo mal, y si a una especie tan cercana le va mal, no es ni mucho menos buen síntoma para nosotros mismos, como sociedad y especie.
Evolución de la población de gorrión común en la Comunidad Valenciana (1998-2015) Fuente: SEO/BirdLife.
Aunque todavía no se conocen con exactitud los factores que están afectando a la especie, sí sabemos que las poblaciones de gorrión están descendiendo de forma más acusada en los núcleos urbanos que en el medio rural. De hecho, diversos estudios han detectado que el estado inmunológico de las poblaciones de grandes ciudades es mucho peor (p.e. con niveles de hemoglobina más bajos y menor capacidad antioxidante de las células sanguíneas) que el de las que se encuentran en la periferia de esas mismas ciudades o el de las que se ubican en medios rurales. Segundo aviso: los gorriones pueden ser utilizados como bioindicadores de la calidad del aire y cómo nos afectan los contaminantes, y nos dicen que la situación es peor donde mayor más cantidad de habitantes hay.
En las ciudades, la falta de alimento adecuado por la falta de zonas verdes parece ser el principal limitante para esta especie. En un liderado por la projecto liderado por la RSPB (Royal Society for the Protection of Birds) se pudo comprobar que la disponibilidad de invertebrados limita el éxito reproductor y puede limitar el tamaño de las colonias en ambientes suburbanos. La razón: los invertebrados, y en especial las larvas, son un alimento altamente proteico. Es precisamente durante la época de cría cuando mayor necesidad tienen los gorriones (y el resto de aves) de ingerir una mayor cantidad de proteínas para la correcta formación de los huevos y el desarrollo de los pollos en el nido. Tercer aviso: los gorriones pían a gritos renaturalizar las áreas urbanas en las que vivimos, y especialmente las ciudades.
Foto: Pablo Vera
Como buenos indicadores de salud ambiental que son, no deberíamos hacer oídos sordos. Nos jugamos mucho en ello. No olvidemos que la biodiversidad, más allá de su valor intrínseco, tiene el inestimable valor de aportar servicios ecosistémicos tanto en espacios naturales como en espacios antropizados. Por ejemplo, en pueblos y ciudades, la biodiversidad contribuye a mejorar la calidad de vida de la población, gracias al efecto de las arboledas urbanas como amortiguadoras de la temperatura, depuradoras de aire y contribuyendo a fijar el CO2, al mismo tiempo que, tal y como demuestran numerosos estudios, contribuye a mejorar la salud de los habitantes de las ciudades simplemente por su presencia y contacto.
El gorrión común nos pide una jardinería sostenible, con especies autóctonas que no sean tratadas con plaguicidas y den cobijo a invertebrados. Nos pide que nos acordemos de la biodiversidad urbana y la tengamos con fiel aliada, especialmente en un escenario de cambio climático como el que debemos afrontar con firmeza. Nos lo pide piando cada vez con menos fuerza. ¡Sembremos nuestras ciudades de pastizales y herbazales! ¡Demos vida a nuestro día a día con flora autóctona, pequeños escarabajos, lombrices y mariposas!
Nos lo agradecerá el gorrión común, pero sobre todo, nos lo agradecerán nuestros hijos.