Mi cuaderno violeta

Notas, apuntes y recetas para una sociedad ecofeminista.

El 8 de marzo es la fecha señalada en el calendario como el gran día reivindicativo en que la ciudadanía vestimos el color lila para recordar, en el puro sentido etimológico del término -volver a llevar en el corazón, la importancia de continuar adobando un sustrato fértil y equilibrado en nutrientes, capaz de hacer germinar una verdadera sociedad feminista, basada en la igualdad y la equidad de género y libro de violencias hacia los cuerpos y los territorios.Me resulta difícil dejar bailar los dedos sobre el teclado mientras escucho en la radio el testigo de las voces heridas por esta guerra que, ahora hace unos días, empezó a desmontar las costuras del traje geopolítico en que habíamos acostumbrado a sentirnos cómodas.

Frente a una sensación de incertidumbre que me trastorna, he conseguido encontrar rescoldo, refugio y calma al hojear un pequeño cuaderno manuscrito de tapas duras, embellecidas por el rastro impresionista de unas manchas de sofrito de ajos tiernos que quedó impreso, por siempre jamás, en su coro de páginas amarillentas. Se trata del libro de recetas de cocina que mi yaya materna redactó con aprecio, mucha paciencia y la miopía propia de unos ojos nonagenarios, para garantizar que su legado culinario- sabrosa metáfora del amor- quedara custodiado en buenas manos.

Con la misma vocación de preservar un bagaje de conocimientos con que "mà uela" escribió sus recetas, yo he ido llenando un cuaderno de tapas violeta a base de notas, apuntes, ideas y citas bibliográficas, a manera de diario personal de mi aprendizaje feminista. Porque considero que este es un camino de paz y de sentido, cocinado al xup-*xup, que hay que recorrer desde el estudio y la reflexión- así lo afirma Neus Albertos- el debate y la revisión constante, para consolidar los avances logrados, al mismo tiempo que continuamos adelante.

 Oriana Brunori, Sònia Reverter y Rosalia Torrent 

Los primeros apuntes a mi cuaderno violeta se remontan en la etapa de estudiante de Humanidades en la Universitat Jaume I de Castelló. En las aulas de la Facultad, de la mano de mis profesoras de Filosofía, Rosalia Torrent y Sònia Reverter, empecé a entrenar el músculo del pensamiento crítico, para reconocer los cimientos del sistema patriarcal y abrir los ojos a la necesidad de reivindicar los feminismos:

"Hablamos de Patriarcado como sistema que lo estructura todo: desde nuestras oportunidades en la vida y nuestras decisiones personales y colectivas, hasta la misma vida en el Planeta en términos medioambientales, tal como las compañeras ecofeministes han demostrado" (Lo Feminismo en 35 Hashtags. Reverter, 2020).

Años después, la experiencia en el mundo laboral me brindó la oportunidad de escuchar en directo, o incluso sentar a conversar, con algunas de las "grandes referentes en mayúsculas", como la reputada periodista Rosa María Calaf, los premios Nobel por la Pau, Shirin Ebadi y Rigoberta Menchú, o la física, filósofa y activista por el Clima, Vandana Shiva.

 Oriana Brunori y Rosamaría Calaf. Foto: Pepe Lorite.  vivecastellon.com

Otras de estas "mujeres en mayúsculas" me nutren de conocimientos a través de sus libros, una herramienta y tesoro imprescindible para formar una verdadera conciencia feminista. Divulgadoras como Carolyn Steel (Ciudades Hambrientas, Capitan Swing) o Elizabeth Kolbert (La Sexta Extinción, ed. Crítica), se han convertido en piezas clave para mi proceso de crecimiento personal y profesional, así como lo son aquellas investigadoras y expertas en varios ámbitos a las cuales tenemos acceso mediante las pantallas. A mi libreta de recetas ecofeministas están presentes las palabras de Yayo Herrero, Gloria Patricia Zuluaga y Ruth Echeverría, para citar nomès algunos de los ejemplos que merecen ser destacados.

También tengo que subrayar con el color violeta del agradecimiento a las compañeras con quienes comparto conversaciones, asambleas, jornadas de formación, momentos de escucha, de intercambio y de curas, porque solo tejiendo estas redes sólidas podremos impedir que el neoliberalismo patriarcal se nos cuele por las costuras. Y por supuesto, quiero dar las gracias a todas aquellas mujeres que he tenido el placer de entrevistar a los reportajes publicados por este y otros medios de comunicación. Desde las mujeres grandes que atesoran la sabiduría del medio rural, hasta las jóvenes científicas o activistas ambientales y sociales con quienes he tenido el placer de habla y aprender en numerosas ocasiones.

La compilación de instrucciones de mi yaya para elaborar adecuadamente la "olleta de cardets" y otras maravillas gastronómicas, ocupa, a estas alturas, un lugar preeminente a mi estantería de "lecturas importantes". Esas que necesito tener al alcance cuando cavilo y tecleo un artículo, mientras corto las colas de unos ajos puerros con la otra mano, porque la ecofeminismo militante no resulta incompatible con aquello de tener siempre un buen "caldo a la nevera", como reitera la Bandini en su canción.

Usando las palabras de mi querida profesora Sònia Reverter en su libro El Feminismo en 35 Hashtags: "Por nuestra dignidad, la de las mujeres que nos precedieron y de las que vendrán, por la dignidad de todas las personas que, sin saberlo, la tienen arrebatada, no nos podemos permitir ni un paso atrás. Desde ese espíritu intergeneracional de alianza y sororidad, reflexionamos y vivimos el feminismo hoy, con todas las oleadas latiendo a coro". (Reverter, 2020)

Porque el feminismo es la fuerza que nos transmitieron nuestras bisabuelas, abuelas y madres, las mujeres de todos los ámbitos, territorios, culturas y generaciones. Recordando que "nosotros somos, porque ellas fueron", en SamarucDigital, continuaremos escribiendo recetas para una sociedad más feminista, ya sea el 8 de Marzo o cualquier día del año.

Por las de ayer, las de hoy y las de mañana.

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