El chorlitejo patinegro, un habitante de nuestras playas que merece toda la atención

El chorlitejo patinegro, el ave del año 2019 para SEO/BirdLife, es una de las aves más representativas de nuestras playas, posiblemente la que más, ya que depende de ellas para poder sobrevivir

Posiblemente lo hayas visto alguna vez en la playa, correteando por la orilla o quieto cerca de las dunas, vigilándote. El chorlitejo patinegro, el ave del año 2019 para SEO/BirdLife, es una de las aves más representativas de nuestras playas, posiblemente la que más, ya que depende de ellas para poder sobrevivir. Sin embargo, sus poblaciones han disminuido críticamente por la urbanización desmesurada de su hábitat, la aparición de predadores (en muchos casos domésticos) y el uso intensivo de las playas. No se trata por tanto de un vecino cualquiera de las playas cuando vamos a ellas en verano o paseamos sus mascotas: estamos en su hábitat. ¿Nos acompañas en un viaje a la playa para conocerlo?

Carreras en la orilla

El chorlitejo patinegro (o “chorli”, como le llamamos los amigos), es una pequeña ave limícola que en la Comunitat Valenciana se localiza durante la época de cría en muy pocas playas de Castellón y Alicante, además de otras playas de Valencia y humedales salobres de Alicante (Lagunas de la Mata-Torrevieja, Salinas de Santa Pola, etc.). Su distribución coincide con la de las playas naturales, en las que se mantienen los cordones dunares imprescindibles para que pueda establecer su nido. 


Una de las formas en que más habitualmente vemos a los chorlitejos patinegros en las playas es correteando vertiginosamente en la orilla. En realidad se trata de una técnica de captura de presas que también hace en las dunas, aunque por su plumaje pasa muy desapercibido allí. La técnica se conoce como “pausa-carrera”, y consiste en esperar totalmente quieto, con todos los sentidos alerta, a que algún pequeño invertebrado haga un movimiento cerca del chorlitejo. En ese momento, el chorlitejo se lanza en un rápido esprint a capturar por sorpresa ese insecto, anélido, crustáceo o molusco que osó moverse cerca de él. En ocasiones, el chorlitejo no es tan rápido y la presa escapa o se esconde. Sin embargo, él no ceja en su empeño: desde la nueva posición repite la pausa y carrera.

Usuarios de pleno derecho de las playas

En las playas de la Comunitat Valenciana, los chorlitejos patinegros se reproducen generalmente entre marzo y julio, pudiendo en ese período hacer segundas puestas o puestas de reposición si la primera puesta no fue exitosa. En estos casos, los chorlitejos patinegros tienen una estrategia que no se da en otras aves: cuando en la playa hay machos de mejor calidad que defienden mejor los recursos y la prole, en estos segundos eventos de reproducción la pareja suele cambiar, buscando las hembras emparejarse con éstos, en un comportamiento conocido como poligamia secuencial. Si lo pensamos, no es mala estrategia. Y es que los chorlitejos viven pocos años, por lo que no es cuestión de andarse con romanticismos e intentar sacar adelante cuantos más pollos, mejor. 

Esta época de reproducción, de marzo a julio, como habréis pensado, coincide con el periodo en que con mayor intensidad los humanos usamos las playas. ¿Supone esto una amenaza para el chorlitejo patinegro? Para responder a esta pregunta os pediré que os pongáis sus patas negras y os imaginéis su día a día. Los chorlitejos patinegros buscan generalmente en el pie de la duna un lugar al abrigo de la vegetación, cerca de los lugares donde se alimenta, donde tengan buena visión de su entorno mientras permanecen camuflados gracias a su plumaje del mismo color que la arena. Desde este lugar, donde pueden advertir la presencia de predadores, excavan una pequeña depresión en la arena, y ponen los huevos. 


Precisamente este tipo de ambientes han sido destruidos por la urbanización desmedida del litoral, y que tanto hemos sufrido en la Comunitat Valenciana. Al mismo tiempo, son los más alterados (especies invasoras que tapizan las dunas sin dejar sitio para hacer nidos) y que sufren una mayor presión durante la temporada de cría: predadores asilvestrados y personas paseando o corriendo, dejando correr sus mascotas por el cordón dunar, que son vistos por los chorlitejos como terribles predadores, llegando a abandonar por completo el nido ante su aproximación pensando en salvar su vida, o el paso de las máquinas de limpieza de playas, que discurren próximos a la duna y que no pocas veces chafan nidos o incluso los pollos. 

Y todo ello sin olvidar un fenómeno cada vez más patente. Seguro que muchos recordáis toda la vida que de pequeños encontrabais en las playas: cangrejos, cangrejos ermitaños, gusanos y montones de otros bichos. Una fauna que hoy prácticamente ha desaparecido. Con la preocupante pérdida de vida que se está dando en los primeros 20-25 m de mar, también el chorlitejo encuentra dificultades en encontrar comida en las orillas, tanto para él como para sus pollos. 

De hecho, en los años 90 el chorlitejo patinegro era una especie bastante común en las playas de la Comunitat Valenciana, con alrededor de 1000 parejas. Sin embargo, en los últimos 25 años se ha experimentado una importante regresión. Ya sólo nos quedan 300 parejas, distribuidas de manera muy discontinua a lo largo del litoral en aquellas áreas más naturales, generalmente como parte de espacios naturales protegidos. ¡Hemos perdido el 60 % de nuestros chorlitejos en apenas 25 años! 

¿Y qué podemos hacer para evitarles problemas y mejorar sus poblaciones?

Por esta razón, el chorlitejo patinegro está desde 2013 incluido en el Catálogo Valenciano de Fauna Protegida como “Vulnerable”, una figura previa a encontrarse “En Peligro de Extinción” en nuestras playas. Esta catalogación ha servido para que las propias administraciones hayan establecido medidas para favorecer su tranquilidad en las dunas, como la colocación de talanqueras o mejorar las zonas de reserva, así como la colocación de señales indicando su presencia cercana y recomendaciones para que los usuarios de las playas no interfiramos en su nidificación. Pero esto no es suficiente.


Es mucho más importante que nosotros, como animales (humanos) también usuarios de las playas, aprendamos a vivir con nuestro amigo “chorli”. Evitemos pasear por las dunas o andar sobre ellas para llegar a la playa (siempre hay caminos habilitados para ello), y si llevamos a nuestras mascotas, hagámoslo siempre con éstas atadas. Pero no sólo eso. Evitemos tirar plásticos y dejar residuos cuando vayamos a la playa, no utilicemos plantas exóticas en nuestros jardines cuando éstos estén cerca de la playa (especialmente la uña de león Carpobrotus edulis), y no dejemos de comunicar la importancia de todo esto. 

No olvidemos que si nos gusta ir a playas naturales en vez de a las urbanas, es precisamente por eso, porque para descansar y disfrutar tendemos a huir de lo artificial. En estas playas no somos los únicos usuarios, y con cada vez menos chorlitejos en nuestras playas, hacemos de ellas lugares cada vez menos naturales.

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