Anguilas para la eternidad

El budismo enaltece la honestidad de las personas que no comen carne, puesto que de este modo no dañan la vida otros seres vivos. Pero realmente miles de budistas consumen y para equilibrar el ultraje adquirido tienen que liberar en la naturaleza otros animales vivos. Esta es la historia de unas anguilas valencianas que han encontrado la libertad gracias a la comunidad budista china de Valencia.

Una piscifactoría de anguilas de Puçol (Valencia), el Servicio de Vida Silvestre de la Consejería de Medio Ambiente y la comunidad budista china de Valencia se han unido para llevar a cabo una tradición milenaria religiosa. La liberación de animales es una experiencia Dharma (significa protección) que tiene como objetivo salvar su vida como un estímulo compasivo. Los budistas que a lo largo de todo un año han consumido la carne de animales se sienten en deuda con ellos. Necesitan compensar esta acción con la liberación en la naturaleza de otros animales. En los principales países budistas como la China, Tailandia o Myanmar es una tradición religiosa muy extendida pero en el territorio valenciano es prácticamente desconocida.

En libertad bajo control


Los propietarios de la empresa Valenciana de Acuicultura, una piscifactoría dedicada al engorde de anguilas, se interesaron por la costumbre de liberar animales al medio natural como experiencia religiosa y de ponderación con el medio ambiente. Contactaron con los budistas chinos de Valencia para ofrecerlos una parte de sus anguilas en el acto religioso de liberación. El resultado final es muy destacado porque se ha conseguido participar de una tradición religiosa milenaria a la vez que se beneficia la población de anguilas en los ríos valencianos. El lugar escogido para liberar a decenas de anguilas entre plegarias, cantos, la lectura de textos de Dharma y mantras ha sido el Parque Natural del Turia.


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