Un samaruc y una ballena unidos por París

SamarucDigital ha viajado a París para contar su personal visión de la cumbre del clima (COP21). Una ciudad en estado de emergencia donde conviven las grandes palabras, los buenos gestos y los sentimientos más honestos, con intereses poco ocultos. Al final la voz cantante la llevan los dirigentes mundiales que acumulan mayor poder, para cerrar las negociaciones pensando más en el bolsillo que en el futuro del planeta. La buena novedad es que al menos por primera vez se produce un acuerdo global sobre cambio climático, un difícil equilibrio entre 195 países con exigencias variadas. Claro que sin compromisos vinculantes y una norma diáfana y concreta de reducciones contaminantes, todo puede quedar en una reunión de amigos.

París nos da la bienvenida con un sol radiante en pleno diciembre, un síntoma más del año más cálido desde que se tienen registros. La frenética actividad del aeropuerto Charles De Gaulle recuerdo que el transporte es la principal fuente de emisiones de gases de efecto invernadero. Sólo mi huella de carbono debido al vuelo desde Valencia ha generado 239,99 Kg de CO2. La concentración de esta gas en la atmósfera supera las 400 partes por millón por primera vez desde que se tiene constancia histórica.

El tren me lleva el corazón de la capital francesa que late fuerte. A los pies de la Torre Eiffel el trasiego de turistas se alterna con los insistentes vendedores de souvenirs, evidentemente una palabra que recuerda su etimología francesa. Otro ritmo lo marca el paso marcial de las tropas especiales del ejército, que pasean sus fusiles de asalto como síntoma de las extremas medidas de seguridad tras los brutales atentados del 13 de noviembre.

Una aventura cotidina

El viaje en transporte público puede convertirse en una aventura cotidiana, no debido al potencial peligro, sino porque a la mínima sospecha las autoridades cierran al público cualquier línea o estación. Los parisinos acogen las medidas con resignación mientras el caos circulatorio dificulta y alarga extraordinariamente los desplazamientos. Así lo he podido comprobar en el caso de los trenes de cercanías que dejaron de funcionar de manera repentina por motivos de seguridad. Estos trenes conectan la ciudad con los aeropuertos o precisamente con Le Bourget, la población situada al norte de París sede de la Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático, conocida por un acrónimo de impacto; .

Papúa y Corea del Norte

El gran complejo que acoge las reuniones es un ciudad de colosales dimensiones que reúne representantes de 195 países. Son mucha gente para ponerse de acuerdo en las negociaciones. Siempre los más grandes hacen valer su peso, como China o Estados Unidos. La Unión Europea aporta una voz conjunta decididamente a favor de medidas determinantes y más atrevidas para frenar el calentamiento global. Junto a las potencias enormes han estado presentes los menos fuertes y los más afectados por los efectos directos del calentamiento global como Papúa Nueva Guinea, Bolivia o Somalia. También han asistido representantes de otros sitios que actúan contra todos, porque sus autoridades ni siquiera respetan a sus ciudadanos como Corea del Norte.

En total más de 30.000 personas han pasado por las instalaciones en una cumbre donde se ha hablado sobre todo francés, chino o inglés, pero entre los pasillos y las salas de reuniones se han utilizado lenguas de los lugares más recónditos del mundo. Incluso se ha utilizado el valenciano que ha viajado con una delegación de la Generalitat, para aportar su granito de arena a este playa gigante del debate sobre el clima.

"Si estás cerca de un árbol de buena mañana podrás probablemente escuchar algunos ruidos. Son los sonidos de los espíritus que están abriendo y cerrando las puertas de sus casas." Esto dice un proverbio de los indígenas de la Amazonia que recuerda que hay que respetar el bosque y todos sus habitats. Es uno de los muchos mensajes que hemos podido leer en la gran concentración de grupos y entidades reunidas en torno a la Parece que los dirigentes mundiales no han escuchado demasiado los sonidos del bosque a la hora de cerrar la letra pequeña del Acuerdo de París, un texto que debía contentar a demasiados intereses para poder tener resultados vinculantes.


¿A qué sabe la contaminación?

En torno a la cumbre gira todo un grupo de propuestas planteada por que se denomina "la sociedad civil" llenas de imaginación y resultados. Algunos piden extender a todos los ciudadanos la opción de poder votar el Acuerdo del clima dentro de la iniciativa . La asociación (Las Madres de la Fuerza Aérea Limpia) nacida en Estados Unidos reúne 600.000 madres y padres de todo el mundo, que apoyan iniciativas para reducir la contaminación atmosférica. El sabor de la contaminación de ciudades con Los Ángeles o Londres se podía probar comiendo dulces elaborados con los componentes que tiene el aire que respiran cada día todos sus habitantes (), una curiosa propuesta gastronómica de digestión pesada. Algunas ciudades francesas como París fomentan la participación de los vecinos de cada finca para compartir vehiculo, ahorrar recursos y contaminantes dentro de una política de movilidad casa por casa.

El atlas de la erosión

Una aplicación informática ofrece un y de erosión, donde se puede consultar el estado de cualquier punto del planeta. La oferta de las empresas es variada y afecta a todos los ámbitos con opciones constructivas integrales para el ahorro energético o depuradoras de agua móviles que funcionan con energía solar.

Toda una serie de propuestas y soluciones que han convivido con protestas de las de pancarta y gritos, que eran rodeadas de casi tantos gendarmes como manifestantes. Una de ellas, como pude comprobar, pedía la prohibición de la práctica del, el método extractivo de gas que comparte consecuencias medioambientales a las dos orillas del Atlántico.

En bicicleta a París

Las propuestas, las soluciones y las reivindicaciones creativas rodean París. Desde Valencia, después de un largo viaje que ha ido contando, han llegado en bicicleta representantes de diversos colectivos coordinados por la asociación . Entre ellos también están , Climate KIC, Som Energía, la Fundación Vicente Ferrer, Valencia en bici, o la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético. Todos han aprovechado el viaje para recoger firmas en defensa del clima y concienciar a las poblaciones que han visitado en la necesidad de defender soluciones urgentes.


Una ballena en el río Sena

Junto al río Sena, cerca del puente del Alma, eleva una ballena azul construida con la misma técnica que una falla, donde han participado artistas valencianos, pero también técnicos de Rumanía y Argentina. Una reproducción del mayor animal del planeta a tamaño natural con 33 metros de largo y 7 de ancho pero que, a diferencia de las fallas, no está destinada a terminar en una "cremà".

Jérome Descours, de la asociación Un cadeau pour la Terre, me explica que la intención de las organizaciones que han encargado el monumento es recordar la vulnerabilidad al cambio climático de todos los habitados del planeta, desde los más grandes a los más pequeños. Definitivamente el diminuto samaruc y la gran ballena azul están unidos por un destino común que, en buena medida, depende del Acuerdo sobre el clima decidido en París.

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