Las tortugas marinas vuelven un año más a anidar en las costas valencianas

Un año más la tortuga boba (Caretta caretta) vuelve a anidar en las costas valencianas. Es la séptima que se registra en la Comunitat Valenciana desde que se tiene registros. Y cada vez es más frecuente que lo hagan en la costa mediterránea española, donde se han detectado al menos seis nidos de tortuga boba y otros diez intentos de puesta. Samaruc digitl lleva desde 2015 siguiendo estos anidamientos y exitoso programa de reintroducción.

La noche del 28 de septiembre un aviso al 112 de un particular activo la Alerta Tortuga Neonato de la Red de Varamientos en la que participan la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica, la Universitat de València y la Fundación Oceanogràfic. Inmediatamente Jesús Tomás, de la Universidad de Valencia y Asesor Científico de la ONG Xaloc, con apoyo de la Conselleria, técnicos del Oceanogràfic y la Policía Local del Puig conseguía detectar el nido y realizar un estudio de la puesta. 

En total se hallaron 120 huevos, 57 presentaban la cáscara abierta, por lo que, lo más probable, es que el resto de recién nacidos hayan conseguido entrar al mar. En total nacieron 70 neonatos. Los técnicos también han podido recuperar otros restos del nido que permitirán ampliar la información y el estudio sobre la especie de tortuga boba. El hallazgo de algunos cadáveres de neonatos encontrados en el nido deja ver la importancia de la custodia de los nidos de tortuga marina hasta su eclosión. Todo indica que la tortuga desovó hace aproximadamente dos meses, durante la época de nidificación de esta especie, y ahora han eclosionado los huevos. Trece de las tortugas han sido trasladadas por los veterinarios de la Fundación a las instalaciones del Oceanogràfic donde permanecerán con todas las garantías para facilitar su desarrollo, tal como se hizo en 2020 con los huevos del nido que apareció en Cullera.

Proceso de adaptación de la especie a las costas mediterráneas

Aunque la costa mediterránea española no ha sido hasta ahora un área de nidificación frecuente de tortugas marinas, la distribución de las anidaciones de tortuga boba se ha ampliado y ahora incluye también las costas del Mediterráneo occidental -italianas, francesas y españolas y del norte de África-. Estudios científicos apuntan a que podríamos encontrarnos ante un proceso de adaptación de la especie, derivado de los efectos del cambio global.

Tortuga liberada con transmisor satélite

Las actividades de seguimiento desarrolladas bajo el proyecto LIFE INTEMARES, que coordina la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, durante el verano han permitido localizar y proteger seis nidos de tortuga boba en diferentes localizaciones de la costa mediterránea española, como Tarragona, Barcelona o Almería.

Uno de los casos más llamativos fue el de una tortuga que intentó desovar sin éxito en Salou (Tarragona), pero sí lo consiguió en la playa tarraconense de Calafell con una puesta de 146 huevos, 85 de los cuales fueron traslocados en la misma playa, lejos de la línea de marea para evitar el riesgo de inundación. El resto se trasladaron a incubadoras artificiales para garantizar su supervivencia.Otro caso de éxito fue la puesta en Arenys de Mar (Barcelona) de 142 huevos.En Almería también hubo una puesta de tortuga boba, en una cala cercana a la playa de Carboneras, donde nacieron 20 crías.

Programa de cría y reintroducción

Las pequeñas tortugas seguirán protocolo de “head-starting” durante un año en el Arca de la Mar, cuya finalidad es conseguir que los neonatos alcancen el tamaño, peso y habilidades suficientes de natación, buceo y alimentación para aumentar las posibilidades de supervivencia y eludir a gran parte de sus depredadores naturales. 

 Marta Muñoz, veterinaria de la Fundación Oceanogràfic, pesando a uno de los neonatos

Pasado el año, serán devueltas al mar, algunas de ellas marcadas con transmisores satelitales que permitirán realizar un seguimiento de sus movimientos. Las experiencias llevadas a cabo hasta ahora permiten un gran optimismo, porque los porcentajes de supervivencia de estos animales al entrar al mar están en torno a un 90%, lo que significa un éxito del programa, dado que se estima que, en condiciones naturales, sólo sobrevive a su entrada al mar una tortuga de cada mil que nacen.

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