La peculiar historia del lago de Pujol

El lago artificial de Pujol es en realidad una anomalía histórica dentro del paisaje de la Devesa Albufera de Valencia. El estaño fue construido en los años 70 en un mega-proyecto que incluía un puerto deportivo para que las embarcaciones pudieran amarrarse ante una urbanización de lujo. Ahora la vegetación y las aves son las únicas que hacen vida en el espacio. Entre sus residentes encontramos una especie de enebro marino gravemente amenazado.

El lago de Pujol es un vestigio de hace 40 años, cuando se pretendía urbanizar la Devesa Albufera de València. Aprovechando la conexión de la Gola de Pujol con el mar, se construyó ese gran lago artificial destinado a formar parte de un puerto exclusivo, para que las embarcaciones deportivas se pudieran amarrar a la puerta de la casa de sus propietarios. Cuando se inició la recuperación del paraje, con los trabajos de regeneración de las dunas y de la vegetación que había sido destruida por el proyecto, se estudió la posibilidad de tapar también el gran agujero que ocupa el lago, pero la idea fue desestimada por el elevado coste que suponía. Con el paso de los años la vegetación ha ido rodeando el estanque, donde está prohibido el baño por motivos de seguridad, que ha quedado dentro de las rutas de la Devesa como un atractivo más del parque natural.


El enebro más escaso

Entre la vegetación que la rodea destaca el enebro marino, (Juniperus oxycedrus subsp. Macrocarpa), una especie casi desaparecida de la geografía valenciana precisamente debido a la expansión urbanística en las zonas de costa. Como explica el técnico municipal de la Devesa Albufera, Paco Collado, sólo quedan algunas poblaciones en el Prat de Cabanes Torreblanca, la Marjal del Moro -entre Puçol y Sagunto y la Sierra Helada, en Benidorm. En 2008 el proyecto LIFE Enebro Marino, con fondos de la Unión Europea, permitió recuperar la planta en la Devesa gracias a los trabajos de cultivo y plantación realizados desde los viveros municipales. En la actualidad la población de esta especie de enebro está en cerca de 500 ejemplares y la mayor parte de ellos se encuentran precisamente alrededor del lago de Pujol, en un ambiente muy favorable para sus exigencias, cerca del mar pero protegido por el cordón de dunas.

Varias aves aprovechan la isla central del estanque para buscar refugio. Entre ellas, hasta hace poco, criaba una colonia de gaviota de Audouin (Larus audouinii), una ave endémica del Mediterráneo y una de las gaviotas más amenazadas del mundo. Ahora la colonia se ha trasladado a vivir dentro del recinto del puerto de Valencia, donde continúa creciendo.

Rodeando el lago se pueden ver entre la vegetación la parte superior de los gaviones, las estructuras hechas de tela metálica con piedras en el interior que sirven para proteger los bordes de un espacio creado por los humanos. Una obra que mantiene estables los límites del lago artificial, que en algunos puntos alcanza los 4 metros de profundidad y que mantiene su nivel gracias a las aportaciones del agua de mar.


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