Los disruptores hormonales, un ataque silencioso con graves consecuencias por la salud

Los denominados disruptores endocrinos u hormonales son en realidad toda una serie de sustancias químicas capaces de alterar el sistema hormonal del organismo humano y generar su disfunción, lo cual puede llegar a causar diferentes enfermedades relacionadas con la salud. Ofrecemos completa la conferencia, "La mujer como pieza clave del rompecabezas de la exposición a los pesticidas", ofrecida por la Doctorada en Medicina Clínica y Salud Pública Ruth Echeverría en el marco de l'Escola de la Tardor.

La Doctorada en Medicina Clínica y Salud Pública Ruth Echeverría brinda su tarea científica a investigar la correlación existente entre la presencia de los disruptores hormonales y la aparición de enfermedades y otros problemas de salud que, desgraciadamente, afectan cada vez a más personas, con especial incidencia en las mujeres y al segmento de población infantil.

El término Disruptor Endocrino o Disruptor hormonal, acuñado por la Organización Mundial de la Salud en 1996, los define como "cualquier sustancia exógena al organismo que tiene efectos adversos sobre la salud del individuo o de su descendencia, a consecuencia de cambios a la función endocrina".

Para traducir la terminología científica a un lenguaje fácilmente comprensible, podemos establecer esta sencilla analogía: nuestro cuerpo actúa como una esponja que, día detrás día, absorbe multitud de sustancias químicas, a pequeñas dosis y a través de muchos canales de entrada, como por ejemplo la boca, la piel, las vías respiratorias o la leche materna.

La susceptibilidad a estas sustancias, llamada ventana de exposición, es diferente para cada individuo, mostrándose especialmente vulnerables los embriones, los niños y niñas y las mujeres en edad fértil, tanto si están embarazadas cómo si no.

Recuperando la metáfora del cuerpo como esponja, se observa que estos perfiles poblacionales, dotados de características fisiológicas específicas, tienden a absorber y acumular una mayor cantidad de tóxicos a su tejido celular.

Enemigos invisibles

Si nos preguntamos dónde se esconden estos enemigos invisibles, capaces de atacar negativamente nuestro equilibrio hormonal, la respuesta será que podemos encontrarlos casi en todas partes.

El elenco de productos con capacidad de alterar el sistema endocrino es muy largo y su uso está tan extendido como la pulso que se deposita sobre los muebles de nuestras casas. Precisamente, el polvo doméstico representa una puerta de entrada de agentes contaminantes, así como lo son determinados plásticos, materiales textiles, fórmulas cosméticas o de limpieza, pesticidas, componentes electrónicos y utensilios de cocina, para citar solo algunos de los ejemplos con que convivimos cada día.

El peligro de estas "microscópicas armas químicas" radica en su omnipresencia- las fuentes de exposición son universales y pasan inadvertidas-, y en la capacidad de impregnar silenciosamente nuestro cuerpo, sin que nos damos cuenta de sus efectos, hasta que estos se manifiestan mostrando caras tan diversas como una intolerancia alimentaria, un cuadro alérgico, problemas de crecimiento, infertilidad, diabetes o incluso, cáncer.

El efecto cóctel.

Otro de los conceptos clave que la Doctora destaca a su intervención es el del efecto cóctel: una combinación de residuos, recogidos en dosis bajas y almacenados al organismo como un goteo lento y constante. Cuando esta acumulación progresiva de tóxicos supera nuestra capacidad de tolerancia, pueden aparecer los síntomas que nos alertan de qué algo no va bien.

El principio de precaución y cautela

El avance de las investigaciones científicas requiere superar unos determinados plazos para poder demostrar el efecto de asociación de causalidad y, por lo tanto, hace falta que exigimos a la administración pública la aplicación del Principio de Precaución y Cautela, primo hermano del dicho popular "vale más prevenir que curar".

La salud de las personas, estrechamente conectada con el equilibrio ambiental, son cuestiones de capital importancia que tendrían que marcar el rumbo a seguir por parte de las instituciones, con el objetivo de preservar el bienestar de todas y todos.

Echevarría destaca que esta estrategia de prevención implica informar la clase política, educar los profesionales sanitarios y sobre todo, concienciar las consumidoras y consumidores y la ciudadanía en general, fomentando pautas de vida saludables.

La incorporación de hábitos cotidianos como la ventilación de nuestro hogar o espacio de trabajo, la sustitución del modo "stand by" por el apagado de la televisión, el ordenador y otros aparatos, así como una lectura atenta y consciente del etiquetado de los productos que adquirimos, nos resultarán de gran ayuda en la hora de reducir la exposición a los disruptores endocrinos.

L'Escola de la Tardor.

L'Escola de la Tardor., es un encuentro Ecofeminsta celebrada en la capital de la Comarca de els Ports a finales del mes de octubre, bajo el impulso de Som Custodia y Organic Social Design como entidades organizadoras y el apoyo institucional del Ayuntamiento de Morella y la Diputación Provincial de Castelló.

Ruth Echevarría Orellana es Biofísica y Geofísica, Doctorada en Medicina Clínica y Salud Pública, trabaja como investigadora en la Universidad de Granada, desarrollando proyectos que relacionan el ámbito tecnológico con la salud y el medio ambiente.


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