El Diosa Maat, el Puerto de València y la guerra del gas

En Julio acudimos a la invitación de Ecologistas en Acción a montarnos abordo del velero Diosa Maat para dar una vuelta alrededor del puerto de València, medir las emisiones de CO2 del tráfico marino y conocer mejor la campaña Marea Contra el Gas. De paso, pudimos bordear el dique norte construido entre 2008 y 2012 por 215 millones de euros como contenedor o abrigo de la macro terminal de contenedores que ahora se pretende ejecutar y que duplicará la capacidad del puerto.

En julio acudimos a la invitación de Ecologistas en Acción a montarnos abordo del velero Diosa Maat para dar una vuelta alrededor del puerto de València, medir las emisiones de CO2 del tráfico marino y conocer mejor la campaña Marea Contra el Gas. De paso, pudimos bordear el dique norte construido entre 2008 y 2012 por 215 millones de euros como contenedor o abrigo de la macro terminal de contenedores que ahora se pretende ejecutar y que duplicará la capacidad del puerto. 

Ambas acciones reivindicativas se enmarcan en la lucha contra el cambio climático en un contexto de transición ecológica, emergencia climática y la crisis energética debido a la guerra  de Ucrania.

Marea Contra el Gas

València fue el lugar elegido por Ecologistas en Acción para iniciar la campaña estival Marea Contra el Gas con el velero Diosa Maat. La campaña les llevará de puerto en puerto del mediterráneo desde València pasando por Mar Menor, Regasificadora de Cartagena, Gaseducto Medgaz de Argelia, Puerto de Algeciras, Gaseducto Magreb-Europa, Almacenes de gas de Doñana y la Regasificadora de Huelva. Con ello los ecologista pretenden llevar el debate del gas a los ayuntamientos, como se hiciera con el tema de la fractura hidráulica (fracking) durante la última década, en la que ciudades y pueblos se declararon libres de fracking en toda España, prohibiendo las prospecciones en su término municipal. Para ello, presentaran mociones en los ayuntamientos, incentivando los debates en torno al gas a nivel municipal. El objetivo es que ciudades y pueblos de todo el estado se declaren “Municipios libres de gas en 2035” y comiencen desde ya a trabajar en ello y sacar el gas de nuestros hogares antes de 2035.


Todo en un contexto bélico donde el gas, y la dependencia de algunos países europeos del gas de Rusia, está en el centro de una gran crisis geopolítica que divide al mundo en dos bloques, muestra las debilidades de Europa en materia energética y amenaza todo el sistema económico, disparando la inflación, amenazando con empobrecer a los europeos y pasarlo mal este invierno para mantener calientes nuestros hogares. Al final, eso es la guerra de Ucrania. Muerte, pobreza y desigualdad para la mayoría, y millonarios beneficios para unos pocos, precisamente aquellos sectores que más contaminan y amenazan la vida: la industria armamentística y los oligopolios energéticos. En definitiva muestra la dependencia de Europa de Estados Unidos, el gran beneficiado en todo este asunto. Nos vende las armas y ahora nos venderá el gas por vía marítima en forma de gas natural licuado (GNL)

Europa recula en su objetivo de a ser climáticamente neutra antes de 2050 frente a la amenaza de Putin de cerrar el gas. La decisión de la Comisión Europea de incluir en la nueva taxonomía de la UE de inversiones verdes el gas y la nuclear, al menos hasta 2040, divide la Eurocámara en dos bloques. En este sentido también se ve que países europeos han hecho los deberes y cuales no en la descarbonización y el despliegue de las renovables, aunque todos paguemos la factura. Francia apuesta decididamente por la energía nuclear, mientras Alemania lo hace por el gas. Al menos España se alinea, junto con Dinamarca, Austria y Luxemburgo, en el bloque de los que consideran que ni el gas ni las nucleares cumplen los criterios científicos y legales para ser consideradas sostenibles. El gas no deja de ser un combustible sólido que se compone principalmente de metano en un 98% y el metano cuando se quema produce CO2 y por sí mismo el metano es un gas de efecto invernadero con un potencial 82 veces mayor que el propio CO2. La nuclear, aunque con muy bajas emisiones de CO2, tiene el gran problema del tratamiento de los residuos radiactivos aun sin solucionar y el peligro de catástrofe nuclear. En nuestro recuerdo Fukushima y Chernóbil. No existe el riesgo cero. La energía nuclear es lenta, cara y muy peligrosa. 

Incluir el gas y las nucleares en la taxonomía europea significa que las inversiones en estas dos tecnologías se podrán beneficiar de incentivos a las renovables, cosa que sin duda ralentizará el despliegue de las renovables, la energía más barata y sostenible, y por tanto la transición ecológica. Las inversiones en nuevas centrales nucleares y plantas de ciclo combinado de gas es lento y carísimo frente a la rapidez y precio de la construcción de plantas solares o eólicas. Así que si van a tener un papel en la transición ecológica, como afirma el acto delegado complementario a la taxonomía climática sobre la mitigación del cambio climático de la Comisión Europea: relentizarla. Las principales organizaciones ecologistas  (Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF) lo tienen claro: “Es enorme y costoso error climático: canalizar miles de millones hacia proyectos sucios, en lugar de financiar la transición energética renovable que necesitamos”. Es tal el retroceso en materia de compromiso con la neutralidad climática que países como Alemania, Italia, Austria y Países Bajos ya piensan en utilizar más las centrales eléctricas de carbón, las más contaminantes de todas.  Un frenazo a la aspiración europea del cumplimiento del Acuerdo de París en la lucha contra e cambio climático y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)

El Puerto de Valencia y las Zonas de Bajas Emisiones

Entre las actividades del Diosa Maat se encuentran las de dar apoyo a las reivindicaciones de los grupos locales. Por ello Samarucdigital acompaño a Ecologistas en Acción de València para medir las emisiones del tráfico marítimo en el contexto de la oposición a la ampliación norte del puerto liderada por Ciutat Port, en la que se aglutinan las principales ONGs ecologistas y conservacionistas de Valencia. La idea era medir la contaminación provocada por el trafico marítimo de macrocruceros. No pudimos acercarnos al crucero pero vimos una cola de hasta cinco grandes buques mercantes portacontenedores.  A medida que nos acercábamos a ellos la lectura se disparaba. 

 Medición de PM2,5 del Diosa Maat en el Puerto de València.

Bordeando el  dique norte, contenedor o abrigo de la macro terminal de contenedores que ahora se pretende ejecutar, uno puede pensar en el panorama cuando el puerto duplique su capacidad y en vez de cinco sean el doble de barcos intentando descargar en el puerto. Las mediciones se desarrollan  en el proyecto de ciencia ciudadana Cycling With Clean Air que desde enero, miden los niveles de PM2,5 en tiempo real mientras pedalean por 14 ciudades españolas: Albacete, Alicante, Barcelona, Burgos, Cartagena, Gijón, Lorca, Madrid, Málaga, Terrassa, Valencia, Valladolid, Vigo y Zaragoza. Los resultados a una aplicación que después Conbici vuelca a su web www.cyclingwithcleanair.conbici.org  abierto. 

En el trasfondo otra norma europea en su lucha contra el cambio climático, las Zonas de Bajas Emisiones. A partir de 2023, la Ley de Cambio Climático y Transición Energética que entró en vigor en mayo de 2021, exige a los municipios españoles de más de 50.000 habitantes la implantación de Zonas de Bajas Emisiones. Las ZBE serán zonas delimitadas dentro de las urbes donde se restringe el tráfico ya sea en cuanto a circulación, acceso o aparcamiento o en base a la clasificación medioambiental, es decir, discriminando por la etiqueta de la DGT. València ya ha anunciado que lo implementará antes de 2023 utilizando parte de los fondo europeos Next Generation. Aun se está trabajando en ello, pero en principio las zonas con restricciones en València serán. Área Norte 1 (margen izquierda del antiguo cauce del Túria, ronda norte y el litoral marítimo), Área Norte 2 (Politécnica), Área Centro (margen derecha del antiguo cauce del Túria, calle Colón, Guillém de Castro y Xàtiva), Área Sur 1 (margen derecha del antiguo cauce del Túria, avenida del Cid y V-30; Nazaret y Pinedo) y Área Sur 2 (zonas entre la Ronda Sur y la V-30).

Para Marian Sintes, medica de familia que participa en el proyecto y miembro de Acció Ecologista Agró y Valencia en Bici, “Una de las cosas que nos llama la atención en la Comissió Ciutat Port, que está en contra de la ampliación del puerto, es que estas zonas marítimas y los aeropuertos, altamente contaminantes, no se encuentren en el las zonas de bajas emisiones. Esperemos que cuanto antes estas zonas marítimas también estén incluidas entre las Áreas de Control de Emisiones. No tiene mucho sentido ampliar de nuevo el puerto, ya que sabemos que la contaminación asociada el tráfico marítimo es muy peligrosa para la salud”.


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