Doñana se enfrenta a un nuevo desastre ecológico que puede ser el golpe definitivo

SEO/BirdLife denuncia que, 25 años después del vertido de lodos tóxicos procedente de la balsa minera de Aznalcóllar, Doñana afronta una amenaza que puede suponer su extinción como refugio para especies amenazadas. Según el Informe sobre el estado de conservación de las aves acuáticas en Doñana, publicado hoy por SEO/BirdLife, la mayor parte de las poblaciones de aves reproductoras de Doñana sufren un marcado descenso desde hace más de diez años, acelerándose a partir de 2019 y entrando en una tendencia regresiva desconocida hasta hoy. Es el caso del fumarel común, el porrón pardo, la cerceta pardilla, el aguilucho lagunero o la pagaza piconegra.

En la larga lista de sinsabores de la reciente historia de Doñana como humedal protegido sobresale el dramático episodio ocurrido el 25 de abril de 1998, justo hace 25 años, cuando la balsa minera de la empresa sueco-canadiense Boliden-Apirsa, en el municipio de Aznalcóllar, reventaba con cinco millones de metros cúbicos de lodos tóxicos y aguas contaminadas. La riada, cargada de metales pesados, desbordaba el cauce del Guadiamar rumbo a Doñana, arrasando todo a su paso. Tras enormes esfuerzos para evitar su entrada en el corazón de la marisma, se consiguió detener justo a las puertas del parque nacional. Quedaban sesenta kilómetros de riberas anegadas por el barro tóxico, 4.600 hectáreas de cultivo y pastizales arruinados, las marismas de Entremuros contaminadas, veintiséis toneladas de peces muertos y cientos de aves afectadas.

Los nuevos ‘Aznalcóllar’ de Doñana

Gracias a una respuesta rápida y coordinada de las Administraciones y el apoyo de ONG como SEO/BirdLife, Doñana se libró, casi milagrosamente, de un vertido tóxico que podría haber arruinado todo el ecosistema por décadas. Sin embargo, desde entonces se han acentuado nuevos problemas que han conducido al humedal hacia un posible punto de no retorno. “Doñana está en una situación crítica, inmersa en una situación de pérdida de biodiversidad sin precedentes, debido a la falta de gobernanza histórica, mala gestión hídrica, a la que se suman los efectos de un ciclo seco que dura diez años consecutivos. Por ello, lo último que podría ocurrirle como agravante es que el Gobierno andaluz haya tramitado definitivamente la Proposición de Ley en el Parlamento andaluz para regularizar otras 650 fincas de regadío ilegales, en lugar de actuar urgentemente y de forma conjunta para salvar el humedal”, ha expuesto Carlos Davila, responsable de la Oficina Técnica de SEO/BirdLife en Doñana.

Informe sobre el estado de conservación de las aves acuáticas en Doñana,

El mejor indicador de la degradación ambiental del espacio es la pérdida de biodiversidad. Concretamente, la evolución de las poblaciones de aves acuáticas es un excelente termómetro que mide con datos objetivos la calidad ecológica del ecosistema. Así se deriva del Informe sobre el estado de conservación de las aves acuáticas en Doñana, publicado hoy por SEO/BirdLife, que muestra las tendencias poblacionales para las especies de mayor interés de conservación, catalogadas como amenazadas y que forman parte de los valores por los que Doñana ha sido reconocida bajo distintas figuras de protección. El informe incide, además, sobre la situación actual de las poblaciones de aves acuáticas comunes, para las que Doñana ha significado una de sus principales áreas de reproducción e invernada en Europa. También recopila y analiza las presiones y amenazas más relevantes que se ciernen sobre estas poblaciones y plantea una serie de actuaciones que, en opinión de SEO/BirdLife, permitirían mejorar el estado de conservación de las mismas.

El informe pone además el foco sobre las graves amenazas que afectan a las aves acuáticas dentro de los límites del espacio protegido, una información científica contenida en los estudios realizados por el Equipo de Seguimiento de Procesos Naturales de la Estación Biológica de Doñana (CSIC), sobre la que debería basarse la gestión, manejo y conservación de las poblaciones de aves de Doñana y sus hábitats.

Aves en caída libre

Según refleja la serie histórica de datos 2004-2022 (EBD-CSIC) sobre la evolución de las poblaciones de aves acuáticas reproductoras y sus tendencias, la mayor parte de las especies se encuentran en una situación extremadamente preocupante. Han desaparecido como aves reproductoras el fumarel común Chlidonias niger y el porrón pardo Aythya nyroca (no crían desde 2018), mientras que durante 2022 la cerceta pardilla Marmaronetta angustirostris, en peligro crítico de extinción, continúa con una tendencia negativa. En 2022 solo se han contabilizado 13 parejas reproductoras de esta especie que era ubicua en la antigua Doñana, con centenares de parejas, tanto que se la conocía como la reina de la marisma. Sólo dos parejas de focha moruna Fulica cristata han criado durante 2022, a pesar de que en la primera década del presente siglo hubo años con más de un centenar de parejas reproduciéndose. La malvasía cabeciblanca Oxyura leucocephala, con sólo cuatro parejas en 2022, continúa frenando su (todavía) evolución positiva, y la garcilla cangrejera Ardeola ralloides empeora su estado de conservación, mientras que ninguna pareja de avetoro Botaurus stellaris ha sido localizada en 2022.

Entre las rapaces, ninguna pareja de aguilucho lagunero occidental Circus aeruginosus ha sido localizada durante la primavera de 2022, por lo que esta especie muestra una de las tendencias regresivas más preocupantes de los últimos años. En 2005 se contabilizaron 36 parejas, pero sólo se han localizado parejas reproductoras un año de los últimos cuatro (tres nidos durante 2021) y no se localizan pollos volantones desde 2016. Especies históricamente abundantes como la pagaza piconegra Gelochelidon nilotica han pasado de cifras superiores al millar de parejas en la primera década del siglo XXI a reproducirse tan solo dos años de los últimos nueve. Su situación evidencia la mala evolución de los representantes de la familia de los charranes y fumareles en Doñana, que también se observa en otras especies como el charrancito común Sterna albifrons, que ha pasado de más del millar a principios de la década a no pasar de 20 parejas en 2022.

Especies más comunes, como garzas o espátulas, también están registrando bajas tasas de productividad. Seis de los siete peores datos de reproducción para la espátula Platalea leucorodia común del siglo XXI en Doñana han tenido lugar en 2012, 2014, 2016, 2019, 2020 y 2022, mostrando la población del espacio natural una tendencia lineal claramente negativa, que en valores absolutos se supone una reducción del 50% de la población reproductora en lo que va de siglo. Incluso una de las especies invernantes más emblemáticas y abundantes de Doñana, el ánsar común Anser anser, ha pasado de superar los 40.000 ejemplares de forma habitual a marcar los registros más bajos de la historia, con menos de 10.000 ejemplares.

Muchas amenazas y poco consenso

“Estos datos alertan sobre la degradación ambiental de Doñana. La marisma permanece casi completamente seca durante la actual primavera, por lo que 2023 supondrá una nueva temporada catastrófica para la avifauna acuática de Doñana. Y aunque este año se suma la ausencia de precipitaciones, la primavera silenciosa que estamos sufriendo en Doñana responde a un conjunto de problemas de gestión del espacio, de diversa tipología y alcance: desde la derivada de la gestión del agua en la zona a cuestiones mucho más fáciles de resolver, como el uso público de determinadas zonas, cambios en el manejo de las especies, acuerdos con propietarios y una gestión de la ganadería basada en criterios ecológicos. Lo que está claro es que para recuperar los niveles de encharcamiento óptimos para la reproducción de las aves en la marisma en esta y en las próximas primaveras es preciso abordar este conjunto de problemas de forma coordinada e integral, considerando el escenario de cambio climático ya en marcha, de la mano de todas las Administraciones, de los sectores productivos y con la más que necesaria participación de las comunidades locales que viven en, por y de Doñana”, concluye Davila.

En este sentido, el experto de SEO/BirdLife señala algunas actuaciones de emergencia (contenidas en el informe) que deberían ejecutarse de inmediato, como recuperar el Plan Especial de Ordenación de los Regadíos en la zona norte de la Corona Forestal de Doñana, de 2014, que significó un positivo avance hacia la regulación de la deficiente ordenación territorial de las zonas agrícolas de la comarca, poniendo freno, parcialmente, a la ocupación de áreas forestales y a la extracción ilegal de agua. Por otra parte, SEO/BirdLife apoya también el Marco de Actuaciones para Doñana presentado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, al que debería sumarse un plan de ordenación y reestructuración de todo el sector agrícola del entorno del espacio natural protegido.

Aznalcóllar y el Guadiamar en 2023

La catástrofe, acaecida en el peor momento del año (abril de 1998), en plena reproducción, motivó la respuesta urgente de SEO/BirdLife, que colaboró con el Parque Nacional y Natural de Doñana, coordinando un dispositivo de recogida de huevos y pollos afectados. Se realizaron también censos de especies para conocer el alcance del desastre en la avifauna y se atendieron a los ejemplares depositados en el centro de recuperación de fauna instalado en El Acebuche.

Carlos Davila, uno de los coordinadores de la recogida de aves, concluye que, “la limpieza y posterior restauración ambiental de los terrenos afectados llevada a cabo por la Administración ha permitido la recuperación ambiental de la cuenca del Guadiamar en estos últimos 25 años. Sin embargo, la sombra del peligro se cierne sobre el humedal como un estigma perpetuo. En Doñana no se ha cumplido la máxima de ‘quien contamina paga’ ya que la empresa causante del desastre ha esquivado hasta la fecha su responsabilidad en los juzgados y no ha llegado a pagar los 132 millones que le reclaman las Administraciones. Además, un nuevo proyecto minero liderado por Minera Los Frailes ha sido aprobado y se planea la reapertura inminente de la mina. Un asunto, sobre el que seguimos vigilantes para que esta autorización no llegue nunca a materializarse”. “Sin embargo, paradójicamente, –añade Davila– la situación hídrica ahora es tan grave que si se rompiese de nuevo la balsa de Aznalcóllar no habría huevos de aguilucho lagunero o garza imperial que salvar”.

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