2021: reconciliarnos con la vida y el planeta que aún habitamos
Por un 2021 que nos reconcilie con la vida y la naturaleza. El 2020 nos ha enseñado que ningún ser vivo es insignificante por minúsculo que sea.
Hoy dejamos el año 20 del siglo XXI. Un año en que descubrimos nuestra propia fragilidad al sentirnos vulnerables ante un enemigo tan pequeño que es imposible de ver. Un año en que la naturaleza en mayúsculas nos enfrentó a nuestro verdadero ser. A nosotros, que nos creíamos con legitimidad divina de dominar el planeta, expoliar sus ecosistemas y manipular la naturaleza en un hipotético beneficio propio, un organismo de a penas 140 nanómetros de diámetro, nos pone firmes, doblega nuestra forma de vida y utiliza como polizón nuestra tan elogiada globalización para mandarnos un mensaje claro: ningún ser vivo es insignificante por minúsculo que sea. La arrogancia de creernos más Sapiens que homo nos ha llevado a ser el mayor depredador y la mayor amenaza contra precisamente la vida.
2020 nos ha encarado con nuestras propias contradicciones, nos ha enseñado a valorar la vida y replantearnos nuestras prioridades. Al menos esa es la enseñanza que como mínimo tendríamos que haber aprendido de la fatalidad. En tiempos de Emergencia Climática el bicho nos ha desafiado con una crisis sanitaria (algunos dicen que incluso civilizatoria). Y los científicos advierten que no será la última pandemia que vivirá nuestro sistema de globalización y nuestro estilo de vida ajeno a los demás seres vivos.
Ojalá 2021 nos reconcilie con la vida, utilicemos la ciencia para conservar la Tierra, verdadera madre de todos, y ver en cada ser vivo nuestro propio ser. Feliz año.